Abu Baha, director de un centro de Educación Secundaria en Anata: “¡Cada día es una batalla!”
Publicado enSin categorizar /

Abu Baha, director de un centro de Educación Secundaria en Anata: “¡Cada día es una batalla!”

“¡Déjales tranquilos el sábado!”

El sábado se ha convertido en un día diferente al resto para las familias de Anata, al este de Jerusalén. Los padres van al trabajo sin la ansiedad de tener que ir hasta las puertas del centro de Secundaria donde se reúnen los chicos durante la semana. Los sábados los soldados no atacan el centro.

***image2*** Durante el resto de la semana cada día se produce una escena común cuando a la 1 del mediodía acaban las clases. Chicas y chicos salen de la escuela; los soldados lanzan botes de gas e intentan arrestar a algunos de ellos. Los jóvenes lanzan piedras y madres y padres hacen todo lo posible para intentar que sus hijas e hijos lleguen a casa sin problemas. Reunidas en el centro de la ciudad, las familias esperan hasta poder llevarles de la mano y dirigirse juntos a casa.

Si surgen enfrentamientos y se arresta a algún chico pueden pasar días hasta que su familia vuelve a verle de nuevo.

Hemos preguntado al director del centro, Abu Baha, qué ha ocurrido en el centro desde que se construyó el Muro del Apartheid en Anata.

“La situación se ha agravado desde el comienzo de este curso escolar, el 1 de septiembre de 2005. Las Fuerzas de Ocupación comenzaron a cavar en el patio del centro para construir el Muro. Cada día se producían enfrentamientos entre los estudiantes, los soldados y los trabajadores que levantaban el Muro. Los soldados de Ocupación atacaban repetidamente la escuela, golpeaban o arrestaban al profesorado y a los estudiantes. Incluso han amenazado con cerrar el centro o forzarnos al traslado a otro lugar.

***image3*** Han transformado la organización de todo el centro. Un día, después del fin de semana, vine a la escuela y encontré el patio cerrado. Pusieron el Muro frente a los baños y cambiaron de lugar la entrada para ir a ellos. Los soldados van por todas partes intimidando y amenazando a los estudiantes. Cuando los chicos van al baño con frecuencia tienen que enfrentarse a los soldados. Los más pequeños a veces se orinan antes de llegar solos a los baños.

Cuando los estudiantes están en su tiempo de descanso los soldados caminan por el patio o por el interior de la escuela para provocarles. Entonces comienzan a tirar piedras mientras los soldados lanzan botes de gas y les golpean. Empieza la batalla diaria…

Se interrumpirá cuando las clases se inician otra vez, sólo estallará de nuevo cuando acaba la jornada escolar y los chicos se van. Los soldados esperan por ellos frente a la escuela. ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo puedo proteger a los estudiantes?

Durante la mañana los vigilantes privados del Muro ponen la música a todo volumen e insultan a los estudiantes con sus megáfonos, provocándoles y distrayéndoles de sus estudios. ¿Cómo van a poder trabajar con este ambiente? ¿Dónde está la mente de nuestro profesorado en semejantes circunstancias? ¿Cómo se puede enseñar o estudiar? ¿Qué se puede decir cuando los soldados atacan la escuela y arrestan al profesorado o a los estudiantes y los sacan de clase? La razón que dan los soldados es siempre que los chicos han lanzado piedras.

***image4*** Incluso cuando están en clase los estudiantes no están seguros. Hace cinco días las Fuerzas de Ocupación tomaron fotografías de uno o dos estudiantes y ahora quieren arrestarlos. Entraron en la clase y se los llevaron fuera del centro. Usan perros y caballos, armas y botes de gas para arrojarlos contra nosotros: hemos sido atacados con todo menos con helicópteros. Cuando tienes soldados frente a las ventanas de las aulas, o frente a la puerta de los baños, no es el ambiente más apropiado para que los chicos puedan estudiar.

En este centro casi la mitad de los estudiantes han sido ya arrestados por la Ocupación. Algunos han estado retenidos durante meses, otros han sido separados de sus familias durante varias horas.

“¿Dónde está mi hijo, Abu Baha?”

Cargo con la responsabilidad que han puesto en mí las familias de los estudiantes de este centro. Cuando a sus chicos se los llevan las Fuerzas de Ocupación lo primero que hacen es venir a mí. La Ocupación me ha arrestado tres veces y me ha llevado para que me interrogue el “servicio especial de inteligencia”, que me dice que soy el responsable de la situación y que tengo que controlar a los estudiantes o cerrarán el centro. El Ministerio de Educación de la Autoridad Palestina (AP) también me pasa a mí la responsabilidad de los estudiantes. Entonces, ¿qué puedo hacer? ¿Podría controlar a los chicos en la escuela o controlar a los soldados? Cuando los estudiantes están más allá de la puerta del centro, ¿cómo puedo seguirles para protegerles?

¿Nos lo confesaste?

***image5*** Imagine a un estudiante de 11 ó 15 años, incluso de 17, forzado a un interrogatorio con los servicios de inteligencia de la Ocupación, o detenido por los soldados durante horas para hacerle preguntas. Dejando a un lado la presión psicológica y el impacto sobre los más jóvenes, estos chicos son obligados a confesar a los soldados o a hacer el listado de sus amigos… ¿qué ocurrirá con sus principios morales en el futuro?

Una de las tácticas empleadas por la Ocupación es seleccionar a uno de los chicos y comenzar a hablarle con mucha amabilidad. Después le piden que escriba los nombres de otros. De momento los estudiantes se miran silenciosamente preguntándose quiénes entre ellos son colaboradores. Todavía son muy jóvenes. Si alguna vez hablan y dan nombres es porque tienen miedo de los soldados. Esto ocurre cada día y causa problemas entre los propios estudiantes.
(Abu Baha, Yousef Alayyan, director de la Escuela Secundaria para chicos en Anata)

”Si confiesas te llevaré a tu casa hoy”

“Ellos me ataron las manos a la espalda con esposas y también me ataron las piernas y comenzaron a golpearme. El soldado me dijo: “Si confiesas que lanzabas piedras y dices quién estaba contigo te dejo ir a tu casa hoy”. No contesté. Entonces empezó a tirarme del pelo. Le dije: “Confesaré”. Le dí una lista de nombres que no están en mi escuela. Cuando los soldados miraron el papel con la lista de estudiantes que tiran piedras no pudieron encontrar ninguno de los nombres que yo había dicho. Entonces el soldado me dijo: “Tengo siete nombres. Háblanos de ellos. Es mejor para ti”. Le dije que no conocía a esos muchachos. Después el soldado comenzó a golpearme. En el interrogatorio me enseñaron fotografías en las que yo estaba tirando piedras y me dijeron que mis amigos me habían delatado. Estuve en prisión durante mes y medio”
(Sufian Shibli Shawamre, 16 años)

Confinado en casa

***image6*** “Las Fuerzas de Ocupación me llevaron a juicio. Mi familia tuvo que pagar 1.000 NIS como multa y el Juzgado de Ocupación me puso bajo arresto domiciliario. Tengo otra comparecencia el 31 de mayo. De momento mi madre tiene que llevarme a la escuela todos los días y dejarme con el director. Para volver a casa necesito esperar hasta que ella venga y me acompañe de nuevo. Durante el día tengo prohibido salir de casa.

Me siento como un niño pequeño, acompañado por mi madre todos los días. Ella es maestra en la escuela que está al lado de la nuestra. Le pido que me lleve a mi colegio pronto, antes de que los otros compañeros lleguen, me siento muy avergonzado por esto.

Durante el periodo de arresto siento que voy peor en todas las asignaturas, pero necesito aprobar los exámenes de este año. Así que mecesito clases privadas aunque los profesores han prometido que me ayudarán. Tengo que encontrar el modo… No sé”.

(Amin Khalil Ajalin, 18 años)

¿Qué problemas hay en la escuela de chicas?

“Cada día los soldados tiran bombas de gas que llenan la escuela y el patio con humo. La escuela de chicos y la otra escuela de chicas están en la misma zona y los tres centros sufren ataques frecuentes. Normalmente pedimos a las chicas que se organicen en caso de problema para cantar el himno nacional y, de repente, empezamos a ver las bombas de gas entre las niñas y las profesoras. Tenemos casos de problemas respiratorios y gente que sufre mareos cada día.

***image7*** Resistir esta situación es un desafío diario. Entre las profesoras hay algunas que están embarazadas que no pueden respirar este gas, igual que ocurre con las estudiantes que padecen asma. Tenemos que dar primeros auxilios a las chicas en el patio. Pero cuando yo misma tengo problemas para respirar por culpa del gas, ¿cómo puedo ayudar a las niñas de forma adecuada?”

(Sausan Abu Salb, directora de la escuela de niñas de Anata)

Quiero correr para escapar, pero no puedo.

“Sus uniformes me aterrorizan. Están fuertemente armados. Llevan cascos y cuando nos miran siento miedo. Tengo miedo de que los soldados me atrapen en la calle y me arresten. No quiero ir a casa sola. Espero hasta que mi madre acaba las clases que da en la escuela y después voy con ella. Sólo algunas veces, cuando no hay enfrentamientos ni disparos, voy a casa con mis amigas, no a nuestra casa sino a casa de mi abuela. Así no necesito pasar por donde están los soldados. Les veo pero siempre tomo otra dirección.

Cada vez que veo a los soldados me duelen las piernas y me quedo paralizada. Quiero correr para escapar pero no me puedo mover. Entonces empiezo a llorar. Una vez mi madre y yo estábamos regresando a casa cuando un jeep vino muy rápido hacia nosotras. Pensé que quería arrestarnos. Empecé a llorar y a gritar. Entonces ellos nos tiraron su basura y se marcharon otra vez. Les he visto muchas veces golpear a los chicos en la escuela. Mi amigo acaba de decirme que han atrapado a un chico y le han golpeado con una piedra. Tengo mucho miedo”.
(Fatima, 5º grado)

Los chicos y chicas y sus familias han soportado estos ataques diarios de la Ocupación durante casi un año. El objetivo de presionar a los centros escolares para que cierren, y destruir así uno de los servicios vitales para la población de Anata, no ha sido logrado. Su propósito –hacer insoportable la vida palestina y provocar el éxodo para aumentar el expansionismo sionista- no ha alterado la firme determinación de los estudiantes de Anata, del profesorado y de la amplia comunidad de estas tierras.

800 metros cuadrados del patio fueron destruidos el 15 de agosto de 2005 para el trazado del Muro del Apartheid que atraviesa el patio de juegos, convirtiendo Anata en un gueto y aislándola de Jerusalén. Docenas de estudiantes han sido heridos, detenidos y arrestados y uno de ellos quedó con la pierna fracturada después de que los soldados le atacaran. Anata está inmersa en la cultura y la historia de la capital palestina, pero el Muro del Apartheid separa esta zona del resto de la ciudad y aísla a la gente de Anata de su tierra. Esta población palestina poseía más de 34.000 dunums de tierra. Hoy la superficie total de Anata apenas llega a 4.000 dunums debido a la continua expansión de los asentamientos judíos sobre tierra palestina.

Contra todas las amenazas y ataques, familias, estudiantes y profesorado comienzan siempre desafiando a la Ocupación, luchando por su futuro. Un futuro de dignidad y libertad.

***image8***