La ausencia de un liderazgo nacional palestino auténtico es particularmente aguda en estos tiempos de crisis. Es sabido que el levantamiento actual de la juventud contra la ocupación militar prolongada israelí y la negación de los derechos humanos en el territorio palestino ocupado (OPT por sus siglas en inglés) y dentro de Israel generalmente carece de liderazgo. Qué papel hay para que los partidos políticos contribuyan al levantamiento de la juventud dado que permanecen atrincherados en el cuerpo político palestino a pesar de sus divisiones y sus debilidades? Los activistas políticos palestinos y los analistas tratan de responder esta y otras preguntas en un proyecto coordinado por al-Shabaka.org, la red política palestina.
Asumiendo que la reconciliación de Fatah-Hamas permanezca estancada, que pueden hacer otros partidos y fuerzas políticas para conseguir un marco para un liderazgo nacional, tanto dentro o fuera de la Organización por la Liberación de Palestina (PLO por sus siglas en inglés)? Qué otros caminos pueden ofrecer un espacio para un liderazgo nacional – o local – para salir en estos tiempos de crisis e ir más allá?
Hay varios hilos en común en los diagnósticos de los analistas políticos de Al-Shabaka sobre la situación, pero sus ideas para acciones futuras se dividen en dos amplios grupos: Aquellos que sugieren alternativas más allá de lo establecido actualmente y aquellos que buscan caminos para hacer trabajar las estructuras actuales. Jamal Juma’ pide inversiones serias para la reconstrucción el espacio político y así apoyar el levantamiento, incluyendo el estrechamiento de lazos con la Diáspora nacional. Jamil Hilal argumenta que un camino es construir un enlace local entre los comités constituidos democráticamente con las bases para un movimiento nacional revivido. Nijmeh Ali no ve el marco para una nueva alternativa sino que pide un cambio de conductas dentro del sistema existente. Khalil Shaheen también cree que aún hay lugar en esta fase de transición para el sistema tradicional de partidos – comprometiéndose tal como son.
Jaber Suleiman señala que la ola de rabia de la juventud es en gran parte contra la AP (PA por sus siglas en inglés), pero que no hay otra opción que encontrar caminos para colaborar y poder mantener el impulso. Mjiriam Abu Samra concluye que es la juventud por si misma quien debe en último término reformar radicalmente las políticas palestinas. Belal Shobaki señala que el hecho de que el Frente Popular por la Liberación de Palestina y la Jihad Islámica pueden aún poner de manifiesto las cifras que podrían servir como un camino para aprovechar a los partidos políticos tradicionales en la nueva ola. Alaa Tartir argument que la confrontación a todos los niveles y a diferentes esferas necesita volverse un camino de vida hasta que se logre la libertad.
(El análisis está publicado originalmente en al-Shabaka.org.)
Jamal Juma’: Visión, Objetivos claros, Relaciones a múltiples niveles
Por cerca de dos meses, los palestinos han esperado que sus partidos políticos se enfrenten a su papel de líderes y guías del levantamiento. Claramente, ni son capaces ni quieren hacerlo. Hay varias razones para su inacción. Por una parte, los partidos líderes son reluctantes a pagar el precio de liderar y encuadrar la resistencia popular, si este precios es cobrado por las autoridades de ocupación israelíes en forma de arrestos, persecuciones y yendo contra las organizaciones – especialmente las de los partidos que operan abiertamente y cuyas estructuras son débiles. Ni quieren perder los privilegios de los que disfrutan como miembros de la OLP (PLO por sus siglas en inglés), tanto en términos de beneficios financieros como de estatus político.
Es más, los partidos no pueden actuar sin el consentimiento del aparato de seguridad de la Autoridad Palestina (PA por sus siglas en inglés) y de su facción líder, Fatah: en la actualidad son demasiado débiles para cambiar el status quo. El Presidente Mahmoud Abbas, que retiene todo el poder, cree que el levantamiento cumplió su misión de volver a poner la atención en la causa palestina y de estimular a la comunidad internacional y está apostando por nuevas iniciativas para reanudar las negociaciones con Israel. En realidad, Abbas ha anunciado en términos inequívocos que no quiere el levantamiento.
Dada la debilidad de sus actuales composición y estructuras organizativas, estos partidos no pueden dar un marco político, organizativo y económico capaz de liderar un levantamiento a largo plazo que agote los recursos y la energía de la ocupación israelí. Un levantamiento exitoso requeriría una visión exhaustiva para lograr claramente unos objetivos alcanzables movilizando las oportunidades y las relaciones locales, regionales e internacionales.
En lo que respecta a las fuerzas islámicas, Hamas y la Jihad Islámica, han tomado también la posición de inacción. Tampoco quieren pagar el precio y darle a Israel una oportunidad para lanzar una ofensiva contra la Franja de Gaza. También temen que el levantamiento pueda ser explotado para mejorar los términos de las negociaciones por parte de la Organización por la Liberación de Palestina (PLO por sus siglas en inglés) y por la AP (PA por sus siglas en inglés).
Hay varios factores a favor de crear un espacio para un nuevo liderazgo nacional o local. Aunque disminuya, el actual alzamiento ha lanzado la pregunta de la elegibilidad del actual liderazgo y ha legitimado la búsqueda de alternativas. También ha unido al pueblo palestino dentro de la Línea Verde, en Cisjordania, en Jerusalén y en Gaza. Irónicamente, las fuerzas políticas son las únicas que permanecen divididas. Los palestinos en la Diáspora también han actuado aunque de una manera limitada, y han ayudado a organizar manifestaciones. Las acciones sobre el terreno están sembrando un liderazgo emergente que puede ser alimentado, aunque esté disperso y localizado.
Por la parte negativa, sin embargo, está claro que la AP (PA por sus siglas en inglés) no permitirá que surja un nuevo liderazgo, y que no escatimará esfuerzos para frustrarlo, aunque esto requiera la coordinación con la ocupación israelí – con la que de todas formas ya está coordinada. Además, los movimientos populares existentes son débiles, ya que los intelectuales juegan un papel muy débil en la vida política palestina y son incapaces de apoyar a las fuerzas populares. En lo que respecta a la diáspora palestina, tiene poca influencia en la toma de decisiones.
El reto es construir sobre los factores positives y minimizar los negativos: Nótese que cualquier movimiento serio para crear un liderazgo alternativo tendría que trabajar hasta cierto punto por debajo del radar.
Para comenzar, es importante conseguir un espacio a salvo de dominaciones políticas, un espacio en el cual fuera posible apoyar aquellas fuerzas populares que tienen una visión política y capacidad para movilizar, tal como los sindicatos, las organizaciones de agricultores, las federaciones de mujeres y por supuesto los grupos juveniles, así podrán trabajar juntos en el levantamiento.
También es importante pulsar el potencial de la Diáspora Palestina, especialmente entre la juventud, y organizar grupos de trabajo que puedan comunicar y coordinar con ilustradas figuras nacionales que crean en el importante papel que la Diáspora ha de jugar tanto en la toma de decisiones palestinas como en el apoyo a la resistencia del pueblo palestino.
Ciertamente, es vital invertir en coordinación significativa entre la patria y la Diáspora. Debemos reconstruir la confianza entre nosotros y revivir nuestra autoconfianza y confiar en nuestra habilidad para efectuar el cambio. En el análisis final, debemos tener absoluta fe en nuestro pueblo y en su habilidad para sacrificarse y avanzar y debemos creer, más allá de toda dudad, en que triunfaremos.
Jamil Hilal: Comunidades Democráticas, Conectando con el Nuevo Liderazgo
Los partidos políticos democráticos y progresistas históricamente han dado liderazgo en la lucha por la libertad de la opresión, especialmente contra el pillaje y el terror colonialista. Desgraciadamente esto no ha pasado aquí desde la primer Intifada a finales de los ‘80. No solamente los partidos políticos y los movimientos han fallado al aceptar su responsabilidad, también han actuado de forma que han fragmentado al movimiento de liberación nacional palestino. En cambio, los partidos deberían haber revisado críticamente los progresos del pasado y sus fallos para reconstruir un movimiento más en sintonía con las nuevas condiciones nacionales, regionales e internacionales. En concreto, los partidos políticos no están en posición de ofrecer un liderazgo unificado y una estrategia coherente a la lucha juvenil actual contra la opresión colonial y al desolado futuro de la juventud.
En cuanto a la reconciliación entre Fatah y Hamas, todo indica que no está próxima. Los otros partidos políticos han jugado el papel de mediadores en lugar de formar un liderazgo alternativo con un programa dirigido contra la fragmentación intensificada, la colonización y el sojuzgamiento impuesto a los palestinos. No ha sido formado ningún bloque politico histórico para presionar a los dos principales movimientos opuestos (Fatah y Hamas) a que recobren el sentido o, a falta de eso, que tomen la responsabilidad de ofrecer una visión nueva y un liderazgo. La mayoría del pueblo palestino está desilusionado y frustrado por los continuados dimes y diretes y las actuaciones de Fatah y Hamas mientras más tierra es colonizada y más hogares destruidos, Los palestinos son arrestados arbitrariamente, Jerusalén está israelizada, los gazatíes sujetos a un genocidio lento, los palestinos de 1948 sufren discriminación y segregación, y los refugiados condenados al exilio. Ahora la juventud desarmada está siendo asesinada a sangre fría por el ejército israelí y por los colonos mientras la coordinación en seguridad es mantenida desvergonzadamente.
La respuesta puede ser que cada comunidad palestina establezca su liderazgo democrático alternativo y que piensen colectivamente en cómo construir un movimiento nacional nuevo mientras se preservan los bienes que la lucha palestina construyó en las décadas anteriores. Esto no es fácil, pero los palestinos de 1948 parecen ser el único camino correcto y su ejemplo debería ser estudiado y donde sea posible seguido.
Por supuesto, esto no es fácil de aplicar. Es que es una necesidad, dada la situación de vulnerabilidad extrema de la mayoría de las comunidades palestinas, establecer comités locales en las aldeas, en los campos de refugiados y en los pueblos vecinos para que así puedan articular sus necesidades de acuerdo a su situación específica, y entonces formar asociaciones mayores. Por ejemplo, en Cisjordania, la cuestión para un gran número de comunidades es cómo defenderse, y defender su tierra y sus propiedades contra los ataques asesinos de los colonos; en la Franja de Gaza, cómo lidiar con los problemas urgentes causados por el asedio israelí y los repetidos ataques mortales; y en el Líbano, cómo potenciar los comités populares en los campamentos de refugiados para que formen un “marco unificado” para lidiar con los grandes problemas en los campos. El papel de tales comités locales podría expandirse cuando la situación lo demande, tanto en los ayuntamientos, en los consejos de las aldeas o en las ramas locales de los partidos políticos, de las sociedades y de las instituciones. Los ejemplos de las luchas actuales del Comité Superior de Seguimiento entre los palestinos de 1948 y las luchas del movimiento de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) son faros pata el resto de nosotros.
Pero en el mundo real, le gente se sienta y encuentra soluciones concretas a los problemas con los que se enfrentan en una situación específica. Afortunadamente, no esperan por gente como yo que les diga lo que tienen que hacer.
Nijmeh Ali: El cambio debe venir de dentro de los partidos
La juventud palestina que a tomado las calles está iniciando una fase importante respondiendo a la ocupación israelí y a la injusticia, indicando el papel significante que las generaciones más jóvenes podrían jugar reemplazando el liderazgo actual.
Sin embargo, la cuestión permanece: es la nueva generación capaz de traer el levantamiento om la ola de rabia de las calles a las esferas políticas o diplomáticas? El problema yace en el fallo para rebelarse contra los liderazgos palestinos tradicionales de Fatah, Hamas y la izquierda: Esto es lo que se necesita para transformar el espíritu de revolución en resultados diplomáticos y políticos.
Los partidos políticos palestinos están actuando actualmente como los partidos en el resto del mundo: Están sopesando las ganancias políticas que podrían cosechar de esta ola de rabia, como la reanudación de las negociaciones con Israel. No están actuando como partidos revolucionarios peleando una batalla por la liberación, y están fuera de la línea del sentir popular. Así, los partidos parece que quieran erigir obstáculos en vez de apoyar a la juventud levantada o a cualquier otra acción fuera del marco institucional establecido como las alas de las facciones armadas. Las acciones descontroladas no benefician a los partidos políticos porque estos no pueden dirigirlas.
El tema no es sobre crear un nuevo espacio dentro o fuera de la OLP (PLO por sus siglas en inglés). Es también sobre el cambio de la conducta política de los palestinos como un pueblo afiliado a los cuerpos políticos existentes. Es imperativo transcender las estrechas afiliaciones partidarias que atrincheran la división interna palestina y debilitan a la OLP. La ola popular de rabia es una rebelión abierta contra tales afiliaciones estrechas y una expresión de la necesidad de reforzar lo nacional como oposición a las adhesiones partidistas.
Sin embargo, dada esta realidad y la profunda división partidista, habría sido más promisorio que la juventud se hubiera rebelado contra los liderazgos políticos actuales y los hubiera reemplazado por líderes jóvenes con energía política, confianza y vigor.
Los líderes locales nunca han estado aislados de sus liderazgos centrales: Fatah y Hamas, por ejemplo, son más movimientos políticos de masas que partidos políticos en el sentido tradicional. Además, no se prevé un escenario en el cual pueda emerger un movimiento popular independiente, ni aunque se pudieran establecer comités populares como fue el caso en la primer Intifada. No valió de nada que el liderazgo nacional unificado de esa Intifada estuviera formado por actores políticos que adoptaron metas políticas comunes y una visión centrada en el fvin de la ocupación como un paso fundamental hacia la liberación.
Abreviando, necesitamos una primavera palestina dentro de los partidos palestinos antes que un marco político alternativo que pudiera reforzar la división y el partidismo estrecho. Sin la rebelión de la juventud dentro de los partidos políticos palestinos, ningún levantamiento efectuará cambios políticos reales. Los sacrificios del pueblo palestino serán en vano, incrementando la frustración con su sensación de impotencia. Sería verdaderamente alarmante si esta frustración matara lentamente la fe palestina en su fuerza para liberarse.
Khalil Shaheen: Activismo que evita las políticas tradicionales
El sistema político palestino está cerca de su muerte después de abandonar su identidad como un movimiento de liberación nacional tal reconocer la legitimidad de un sistema colonial racista en los Acuerdos de Oslo. La ola actual de rabia es una rebelión contra esta relación y la ideología en la cual está basada. La ola es también una extensión de formas de expresión y acción política que han evolucionado fuera del sistema organizativo y político tradicional establecido en los ‘60, que por si mismo ha experimentado un declive lento y terminal.
Sin embargo, debemos reconocer la "coexistencia" entre los políticos tradicionales de la OLP, de la AP y de las facciones palestinas por un lado y las nuevas formas de acciones políticas por otro, debido a la naturaleza transitoria del escenario presente. En particular, el movimiento nacional tradicional continúa teniendo un papel político a pesar de su incapacidad para lograr su meta histórica de lograr los derechos nacionales del pueblo palestino.
Esta realización debería estimular a los palestinos a pensar estratégicamente sobre las repercusiones lo necesario para restaurar el proyecto nacional palestino y un cuerpo nacional capaz de lograr sus objetivos.
En los últimos años, algunos han adoptado la posición de que no es necesario reconstruir el movimiento nacional como un prerrequisito para adoptar programas de acción. Antes creen que reclutar una amplia gama de actores en programas participativos de acción es el camino para reconstruir el movimiento nacional. Este enfoque se centra en crear un nuevo sendero basado en la unidad de los palestinos en la patria y en la diáspora. El movimiento global del BDS, el movimiento por el derecho al retorno, y los comités de resistencia popular contra el Muro de Separación son todas expresiones de nuevas formas de acción fuera del marco tradicional de la acción de los partidos políticos.
Del mismo modo, la ola actual de rabia es una nueva forma de acción popular y basada en la juventud. El sistema de partidos políticos tradicional falló en predecir las consecuencias de estas acciones en un momento de división acentuada y conflictos internos por el poder y la influencia. Esta ola podrá desfallecer o intensificarse, pero parece ser una de una serie de olas que continuarán ganando impulso hasta que se transformen en un tsunami expresando el reconocimiento colectivo de la causa palestina como la liberación nacional y la necesidad de reconstruir las estructuras nacionales e institucionales capaces de crear un nuevo sendero para la lucha.
La actual ola de rabia muestra que hay una nueva generación redefiniendo las relaciones del pueblo con la ocupación israelí como basadas en un conflicto antes que en un "entendimiento". Lo hace desafiando el monopolio de los políticos dentro de los bantustanes controlados por la PA, a la que la ocupación israelí está transformando en un agente administrativo, económico y de seguridad dentro de un sistema de dominación colonial.
Sin embargo, esto no significa el fin del papel político de las facciones, a pesar de su situación de división interna y su falta de legitimación popular. Las facciones aún gobiernan la práctica de los políticos y las formas de la resistencia armada, especialmente en la Franja de Gaza. Ellas dominan la PLO, la PA, los sindicatos las asociaciones de profesionales y los cuerpos de estudiantes.
Los signos actuales de las nuevas formas emergentes de acción política y lucha pueden parecer similares a aquellos presenciados a finales de los ’50 y principios de los ‘60 donde una generación joven usaba unas condiciones árabes e internacionales favorables para abrir camino a una lucha que derrocó los liderazgos pre y post Nakba en un espacio de tiempo relativamente corto. Esa generación desarrolló cuerpos politicos y grupos armados que derivaban su legitimación del pueblo, que proclamó su adhesión al nuevo liderazgo sin elecciones.
Sin embargo, las condiciones son diferentes hoy y los elementos clave de este proceso aún están desaparecidos. Aún hay espacio para que los actores tradicionales hagan su papel. Aún no será posible restaurar las políticas como una actividad organizada con un amplio compromiso popular a menos que las metas, los métodos de trabajo y las reglas cambien. En algún momento, los partidos tradicionales deberán negociar con las nuevas formas de activismo político que están redefiniendo las relaciones con los colonizadores.
Esto requerirá trabajar con las generaciones más jóvenes para establecer las metas y demandas de la actual ola de rabia antes que intentar monopolizarla o contenerla. Esto podría ayudar a transformar las formas de acción política de los partidos tradicionales en una lucha proactiva conducida por las generaciones más jóvenes y acelerando la evolución de un levantamiento exhaustivo capaz de crear un nuevo sendero en la lucha por la liberación.
Jaber Suleiman: Superando una paradoja para reconstruir el movimiento
El movimiento juvenil subterráneo en Palestina eleva varias preguntas con respecto a sus motivos, causas, y naturaleza. Es una expresión de despecho y frustración o un espíritu nacional reavivado? Está disparado por la división palestina, por el destrozado estado de la AP, por la caída del proceso de Oslo y de la solución de los dos estados, por la expansión agresiva de los asentamientos israelíes, por la profanación de los santos lugares o por el interés árabe declinante y la negligencia internacional por la causa palestina? Evolucionará en un levantamiento popular como en la primer intifada o quedará como una expresión de rabia que pronto se desvanecerá? Que condiciones deberán cumplirse para que este movimiento evolucione en un levantamiento guiado por un liderazgo nacional unificado y con un programa nacional? Que papel deberían jugar las facciones de la OLP y el liderazgo total palestino para reforzar y proteger el levantamiento y desarrollar un liderazgo nacional unificado, dada la institucionalización de la división palestina? Y como?
Este movimiento juvenil sin precedentes, que es conducido por palestinos nacidos por la época de la firma de los Acuerdos de Oslo, está dirigido contra la ocupación. Y también incluye rabia y protestas contra la AP y su actuación política, que es responsable del actual estado de la causa palestina en general y de las condiciones de la OLP en particular. Esta es la paradoja que enfrentamos: Como pueden las facciones palestinas, dentro y fuera de la OLP, que ayudaron a crear el actual estado de las cosas contribuir a desarrollar el movimiento y crear un liderazgo unificado? De hecho, las facciones no pueden ni ser excluidas ni exentas de responsabilidad, especialmente dada la falta de un movimiento alternativo nacional o popular, o un bloque no faccioso (un bloque histórico en el sentido de Gramsci) capaz de formular un cuerpo nacional general que incluya a todos los palestinos.
La importancia de la coordinación entre el liderazgo político y la juventud que se está enfrentando a la ocupación diariamente no puede ser exagerada. Esto no significa que las facciones sean libres para secuestrar y explotar el movimiento para lograr otras metas que no estén en la línea de pelear con la ocupación, terminando con la división y encontrando un camino fuera del impase palestino actual, especialmente mientras el pueblo palestino continúe pagando el precio por el camino en el cual fue explotada la primer Intifada para firmar los Acuerdos de Oslo.
Hay tareas urgentes a nivel nacional para que acometamos entre todos. Las facciones no deberían sobrecargar el movimiento juvenil ni empujarlo a la militarización o al logro de resultados rápidos como el fin inmediato de la ocupación que ellos mismos han fallado colectivamente en realizar. En consecuencia, hay necesidad de ponerse de acuerdo en fases modestas y en metas tácticas. Las facciones deberían tratar esta ola como un paso en el largo y espinoso camino de la lucha, y deben contribuir y apoyarla en esas bases. Las facciones deberían escuchar a las generaciones más jóvenes e incluirlas en el liderazgo de campo y en los comités que necesiten ser creados.
Los partidos deberían centrarse en formar un liderazgo político unificado que represente todas las facciones, aún antes de terminar con la división, y así mantener la firmeza en el pueblo palestino y prepararse para una larga batalla con la ocupación. Esto es indispensable para desarrollar al movimiento juvenil actual en un levantamiento popular y en una desobediencia civil extensiva igual que la marcada por la huelga de 1936, junto con las batallas diplomáticas y legales contra la ocupación israelí en el frente internacional. Para lograr estos esfuerzos, la coordinación de seguridad con Israel debe cesar inmediatamente, como un paso esencial hacia el desmantelamiento de la estructura administrativa y legal de Oslo. Las funciones de la AP deberían ser reconsideradas, y la división entre Hamas y Fatah debería ser superada así la OLP podría ser reconstruida en una fundación nacional inclusiva.
Las fuerzas contra la ocupación, que incluyen las instituciones de la sociedad civil, las organizaciones populares, los sindicatos, las asociaciones profesionales, las universidades y la campaña de BDS deben comprometerse más activamente en el movimiento juvenil. Ellas necesitan usar sus lazos internacionales con los grupos solidarios y los movimientos anti-discriminación y anti-ocupación por todo el mundo para apoyar a la juventud y su impulso paea terminar con la ocupación.
Mjiriam Abu Samra: la juventud palestina un día redefinirá las políticas palestinas
Para dirigir la el tema general de porqué los partidos políticos históricos no han sido capaces de catalizar la actual frustración de la juventud por lo menos necesitamos considerar la manera en que los políticos palestinos han sido transformados, primeramente el cambio en el discurso político y en la estrategia de la OLP desde la lucha por la liberación a la construcción del estado. Esto privó a la lucha de sus principios fundacionales y lentamente minó sus estrategias: Una normalización neo-colonial con el ocupante reemplazó el marco original anti-colonial quedaba forma a la lucha. Como resultado, el movimiento nacional quedó paralizado en términos de su capacidad para las movilizaciones populares.
La relación neo-colonial entre el colonizador y el colonizado aisló al liderazgo palestino de sus distritos electorales y la lucha se estancó. La crisis entre Hamas y Fatah es una demonstración las complejas condiciones coloniales impuestas a los palestinos y la incapacidad de los partidos palestinos de dar prioridad a la voluntad de su pueblo por encima de los intereses neoliberales. Aunque su más aguda manifestación es la crisis Fatah-Hamas, el proyecto neoliberal acomodado por Oslo ha afectado a todos los partidos palestinos en varios grados y los ha hecho incapaces de dar expresión a la voluntad popular.
Con este amplio marco en mente, es improbable que veamos ningún papel significante para los partidos históricos en el levantamiento actual – a menos que restauren la visión política anti-colonial y el discurso del movimiento palestino. Sin embargo, un cambio tan radical significaría la extinción de la clase dominante y el desmantelamiento del aparato de intereses económicos y políticos en la OLP. Este es un riesgo que el liderazgo palestino parece reacio a asumir en este momento.
Ciertamente, cualquier otro esfuerzo para dar un sólido y duradero liderazgo a los movimientos espontáneos sobre el terreno necesita reponer la liberación y la justicia en el centro de la lucha. Es más probable que la juventud palestina juegue eventualmente un papel en la redefinición radical de las políticas palestinas antes que los partidos históricos hagan una genuina contribución al actual levantamiento.
Con respecto a esto, deberíamos prestar atención a los nuevos esfuerzos que llegan desde la juventud palestina en la Diáspora (shatat) y en la Palestina histórica, que están dando un marco político sólido al actual levantamiento y, en general, al descontento palestino. Es demasiado pronto para evaluar el potencial estratégico de esas iniciativas, aunque sí es importante destacar el discurso radical que están avalando. También es importante reconocer, sobre todo, el agotador esfuerzo de reunificar – aunque solo sea simbólicamente, por ahora – el mensaje político de todos los distritos electorales de la sociedad palestina: aquellos bajo la ocupación Cisjordania y Gaza, aquellos en “palestina del ‘48” y aquellos en la Diáspora. Ver, por ejemplo, el llamamiento a la movilización transnacional de la juventud palestina por todo el mundo el 29 de Nov., día que las Naciones Unidas declararon como el día internacional de la solidaridad con el pueblo palestino.
Tales esfuerzos son una nueva trayectoria para los políticos palestinos que intentan unificar la sociedad palestina alrededor de una visión compartida de justicia, liberación y regreso. Estas iniciativas nacientes pueden hacer un nuevo espacio para el surgimiento de un liderazgo nacional capaz de elaborar –y mantener – una estrategia renovada de resistencia para la lucha palestina.
Belal Shobaki: Es el turno de los partidos políticos que aún puedan movilizarse
El movimiento popular actual hace cada vez más urgente que los partidos políticos superen los intereses partidarios y contribuyan a la expansión del activismo civil y social. Fatah y Hamas tienen una oportunidad de oro para moverse más allá de su preocupación por los asuntos institucionales que conciernen a la dirección de la AP y para actuar de una manera que beneficie su identidad como movimientos de liberación bajo la ocupación. Todas las facciones deberían unir filas para redactor una agenda nacional que transcienda Oslo y la estructura institucional que incapacita la lucha palestina. Pueden usar la maquinaria mediática para reconstruir una cultura política, económica y social que nutra el levantamiento en vez de polarizarlo y hacerlo movilizaciones partidistas. Esto implicaría un cambio de conducta en los hábitos de consumo necesarios de los palestinos, especialmente en Cisjordania.
Fatah podría encontrar difícil el emprender tales acciones, dado que se identifica con las instituciones de la AP. Sin embargo, las pérdidas para Fatah serán mucho más grandes si no cambia. La disposición de ánimo general del público palestino, incluyendo los distritos electorales propios de Fatah, difiere completamente de la creencia del liderazgo politico de que los sucesos actuales son solo una "ola de rabia" que puede ser controlada por las agencias de seguridad y explotadas para dirigir las negociaciones con Israel. El fallo de las facciones palestinas de movilizarse por una confrontación abierta con la ocupación mientras el levantamiento juvenil continúa sin duda generará líderes de campo que serán más capaces de dirigir la escena que aquellos sentados en sus oficinas. Esto llevaría a ampliar la brecha entre las fuerzas en el campo libres de regulaciones y las restricciones partidarias de las burocracias gubernamentales.
Tal movimiento debería mirar más allá de las opciones de Fatah y Hamas. El Frente Popular por la Liberación de Palestina y la Jihad Islámica podrían movilizar reuniones y manifestaciones más fuertes contra la ocupación. Ambas disfrutan del respeto del pueblo palestino y tienen más libertad que Hamas, que ha sido el blanco de una doble campaña de seguridad en Cisjordania por parte de Israel y la AP PA. Ambos movimientos podrían trabajar con otras facciones para apoyar confrontaciones abiertas con la ocupación israelí y hacer un llamamiento por la formación de comités coordinadores para dirigir el levantamiento. Estos comités podría más adelante evolucionar en un liderazgo conjunto que más tarde se vuelva una parte integral de la OLP como parte de un programa para reformar la organizacion.
Sin embargo, crear un nuevo espacio depende de superar las experiencias pasadas y específicamente la experiencia de la fórmula de Oslo por la solución de dos estados. Los actores que actualmente monopolizan las instituciones políticas palestinas son los únicos que aún vuelven a esa fórmula. Si el público transforma el levantamiento en un rechazo a Oslo, además de enfrentarse a la ocupación, o nuevos líderes emergerán que buscarán nuevas opciones o los líderes actuales se verán obligados a cambiar su retórica y su conducta política.
Alaa Tartir: Las políticas de la confrontación
Quién protegerá y construirá sobre la actual ola palestina de rabia que violentamente recorre los TPO (OPT por sus siglas en inglés), y cómo? La respuesta a esta pregunta debería preocuparnos profundamente: Los continuos sacrificios del pueblo palestino no deberían ser explotados por la élite política tradicional palestina – una vez más – como una carta en alguna nueva ronda de malogradas negociaciones. Tampoco debería volverse un camino para que las autoridades lo usen simplemente para liberar la rabia de la juventud.
La prolongada incapacidad de los líderes palestinos tradicionales para realizar las aspiraciones palestinas ha creado una oportunidad para los líderes no tradicionales, incluidos los actores de la sociedad civil palestina y los oponentes de la AP. Sin embargo, aún no han hecho pleno uso de esta oportunidad. Es necesaria una transformación estructural en el liderazgo palestino. Se necesitará tiempo, recursos y determinación política así como movilizaciones de masas en los momentos claves. Las formas de lucha y los objetivos políticos están entre las cuestiones clave para ser resuelta. La alternativa está tomando forma, pero aún es muy joven, como la juventud revolucionaria. Es importante resolver estas cuestiones rápidamente: Sin el apoyo necesario y los mecanismos para coordinar los esfuerzos y las iniciativas, el movimiento morirá rápidamente.
Los líderes palestinos no tradicionales deberán actuar ahora para aunar sus esfuerzos creando una estrategia para la lucha que genere la potencia y la energía de la ola antes que secarla. Es una exigencia exagerada, pero es el único camino para evitar otra decepción que aumente la frustración y la desorientación existentes. Los momentos de transformación histórica nunca son fáciles.
El camino a seguir implica ciclos de confrontación en muchos frentes diferentes. En otras palabras, la confrontación no debería estar limitada a las barreras de los puestos de control militares sino extendida a las otras esferas, como la política, económica o informativa. Ciertamente, la confrontación en una situación de colonización es el único camino para cambiar el equilibrio de la ecuación del poder, desafiando los hechos sobre el terreno y construyendo un sendero al futuro.
Los movimientos actuales de la juventud y de los líderes no tradicionales en la sociedad civil encarnan las políticas de confrontación: usan la acción colectiva para desafiar a las autoridades y a sus reclamaciones de representación. Sin embargo, necesitamos movernos del actual estado de rabia a un movimiento que represente a la sociedad palestina en su conjunto, transformándola en una sociedad bien fundada en los movimientos sociales y en redes horizontales que se centren en temas políticos, económicos y sociales. Esto puede ser hecho construyendo sobre los movimientos sociales existentes y sobre otras redes para promover metas colectivas, trabajando por la liberación de la colonización y desafiando a las autoridades y a las élites represivas. Esto puede transformar la actual corriente de rabia en un estado permanente de confrontación con los colonizadores así como en un movimiento social sostenible que lleve a los colonizados más cerca de la libertad y la auto-determinación.