La ‘ley de asentamientos’ adoptada por el parlamento israelí esta semana legaliza el apartheid sobre los palestinos.
Por si misma, la ley aprobada el Lunes no cambiará sustancialmente la realidad diaria de la lucha palestina. Es una obra de legislación que simplemente adapta las estrategias legals usadas desde 1948 para desposeer a los palestinos de su tierra.
Lo que la ley hace, sin embargo, es alterar significativamente las relaciones legales israelíes con los palestinos bajo su control militar en Cisjordania.
Por primera vez, el parlamento israelí, no su administración militar, ha aprobado reglas sobre los palestinos en la Cisordania ocupada y en sus derechos de propiedad.
Bajo el sistema judicial israelí, la ley legaliza los asentamientos construidos en tierra privada palestina no autorizados por el ejército, con tal que los colonos actúen ‘de buena fe’ y reciban alguna clase de asistencia estatal.
Tanbién le permite a Israel apropiarse de tierra privada para su uso propio si los propietarios son desconocidos, o, si los propietarios son conocido, puedan ser aptos para ‘compensaciones’.
Afectará a 55 puestos de control y a 4,000 estructuras edificadas sobre unos 8,000 dunums (8 km cuadrados) de tierra privada palestina. Eso es solo una fracción de los más de medio millón de colonos ilegales en tierra palestina y el 60 por ciento aproximadamente de la tierra de Cisjordania que ya ha sido ocupada de facto por Israel a través de los asentamientos, el Muro del apartheid, las áreas militares cerradas y las zonas designadas como ‘reservas naturales’.
El inicio de una anexión?
Los autores de la ley son claros: esto no es el comienzo, si no el paso final en el proceso de anexión de Cisjordania.
“Este es un paso histórico hacia la terminación de un proceso,” dijo MK Bezalel Smotrich esta semana.
La anexión ha sido aplicada sistemáticamente desde la adopción de facto en 1968 del Plan Allon, el proyecto de las políticas de asentamientos israelíes que perfilaron las zonas centrales para la colonización.
Esta son: Jerusalén Este, el Valle del Jordán, las colinas al Sur de Hebrón y dos corredores estratégicos, uno creado por la línea de asentamientos del dedo de Ariel y su zona de expansión al Sur de Nablus y el otro desde Jerusalén hacia el mar Muerto.
La clasificación de Zona C como parte del proceso de Oslo y después el sendero del Muro han perfilado aún más esas líneas de anexión.
Como muchos otros regímenes coloniales, Israel ha usado las leyes modernas de propiedad privada para desposeer a los palestinos que no están protegidos por las leyes y a algunos que tenían escrituras de propiedad.
Desde 1948, han sidoi usadas varias estrategias legales para quedarse con la tierra palestina en Israel, incluyendo las llamadas ‘tierras estatales’, la ausencia de leyes, que despoja a cualquier palestino que haya dejado su tierra o su propiedad, y una ley que impide a los propietarios apelar por ninguna de las expropiaciones si el tribunal acepta que la autoridad israelí estaba actuando “de buena fe”. Las leyes de “Cultivo de tierras baldías” también han permitido al estado confiscar aún más tierra.
Prácticas similares han sido aplicadas en Cisjordania. Los palestinos que se fueron a raíz de la guerra de 1967 fueron desposeídos inmediatamente de sus propiedades. Las regulaciones de las tierras baldías también han sido aplicadas durante décadas para hacer lo mismo.
Desde 1999, El Equipo de Delimitación de las Propiedades Estatales Israelíes ha trabajado en Cisjordania para encontrar y catalogar tierra que está considerada como ‘perteneciente a nadie,’ y que es entonces reclamada por el estado.
Solo alrededor del 37.5 por ciento de la tierra de Cisjordania tenía escrituras de propiedad privada en el momento en que Israel la ocupó, por lo que el trabajo del equipo ha resultado ser un inmenso esquema de robo de tierra. Comenzando en el 2011, Israel además autorizó la toma de posesión de tierras llamadas de dueño ‘no conocido’.
A finales del 2011, las agencias de las NU informaron de los planes de limpieza étnica principalmente entre las comunidades beduinas en el Valle del Jordán y en el corredor entre Jerusalén y el Mar Muerto. Desde entonces, la anexión de tierra y la expulsión de las comunidades palestinas se ha intensificado sin descanso.
En Jerusalem, los elaborados esquemas de planificación urbanística para limpieza étnica y control demográfico de la ciudad, la demolición de casi 1,000 estructuras palestinas solo en el 2016 y un exagerado incremento en la aprobación de nuevas unidades habitacionales para los asentamientos empujan aún más la anexión y la colonización.
‘Ausencia de presencia’ en Cisordania – la gente que vive en la zona, pero que aún así se le considera ausente para propósitos legales – es la única novedad en la ley: aún si pueden probar que les perteneces esa propiedad privada, no se puede hacer ninguna reclamación sobre la tierra si los colonos actúan ‘de buena fe,’ y el estado puede además quedarse con tierra privada de ‘dueños desconocidos’.
Empieza ahora el apartheid?
De hecho, no es la legalización del robo de tierra – una práctica fundacional israelí – sino la gente palestina de esa tierra y su estatus legal lo que forma el quid de la ley.
La preocupación del líder de la oposición en el Knesset, Isaac Herzog, es la siguiente: “Esta ley anexionará dentro del Estado de Israel millones de palestinos que exigirán el derecho al voto y plenos derechos civiles. Llevará al fin del Estado de Israel como un estado judío y democrático, y al fin de la visión sionista.”
Para evitar esto, el parlamento israelí hasta ahora se ha refrenado de extender esta ley a Cisjordania, aunque ya ha emitido y adaptado docenas de leyes relativas a los colonos en Cisjordania.
Israel siempre se ha considerado soberana sobre la tierra y nunca ha aceptado ninguna reclamación por la autodeterminación palestina ni por los derechos colectivos sobre ella, y esto no cambiará con la ley.
Sin embargo, el Knesset ahora parece confiar lo suficiente para empear maniobrando hacia la pura integración de la población palestina de Cisjordania como personas sin derechos bao la jurisdicción israelí – una prueba más de que Israel ha extendido efectivamente su régimen de apartheid desde su territorio anterior a 1967 hacia Cisjordania.
Tierra sin gente
El debate sobre la ley continuará y el Tribunal Supremo Israelí aún puede revocar la ley para la tierra cisjordana fuera de Jerusalén.
Sin embargo una cosa permanecerá en nuestra comprensión colectiva: hablamos de mantener la posibilidad de una solución de dos estados o los sueños de la democracia israelí serían finalmente apartados.
El debate en el parlamento israelí sobre la ley muestra claramente que el gobierno y la oposición son ambos conscientes de que la anexión de Cisjordania está casi completa, y que la contención ahora es un truco legal usado para sojuzgar a los 2.5 millones de palestinos viviendo allí.
Al día siguiente de aprobar la moción, el gobierno israelí respondió a las críticas a la ley argumentando que Israel “no anexionará territorios con palestinos. Ellos tienen su propio gobierno palestino y pueden votar en el parlamento palestino”.
Esto subraya el papel central de la Autoridad Palestina (PA por sus siglas en inglés) en la legitimización estratégica del régimen del apartheid israelí. Para la Organización por la Liberación de Palestina, esto sería el disparador final para declarar oficialmente nulo el proceso de negociación, y hacer a Israel responsable por el fracaso de los Acuerdos de Oslo y la destrucción de cualquier posibilidad para una solución de dos estados.
Con esto, las funciones que han transformado a la PA en unos carceleros en nuestros propios guetos deben ser entregadas a Israel – en línea con las obligaciones legales de un poder ocupante con las poblaciones ocupadas o con las de un estado de apartheid frente a los ciudadanos. De otra manera, continuaremos permitiendo a Israel tener lo que siempre quiso tener: una tierra sin gente.
La comunidad internacional tiene que entender que sus iniciativas y resoluciones críticas con Israel que sean seguidas solamente por interacciones tipo “lo de siempre” simplemente aseguran que Israel pueda continuar manteniendo a todo un pueblo bajo un régimen de apartheid brutal y perpetuando crímenes de guerra contra la humanidad.
El movimiento global de la sociedad civil para el boicot, desinversiones y sanciones ha conseguido gradualmente fuerza para terminar con esta complicidad. Los gobiernos deberían seguir el mismo camino de acción.
En los 80, apenas al comienzo de las políticas de anexión israelíes, el Consejo de Seguridad de las NU hizo un llamamiento para prohibir aualquier apoyo a los asentamientos y a las actividades relacionadas con ellos, y la Asamblea General emitió resoluciones para un plan completo de embargos militares y sanciones contra Israel. Ahora es el momento de aplicarlas.
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Publicado por primera vez en Middle East Eye.