Las siguientes son palabras de Abu Tarek de Nazlat Issa.
El Muro aÃsla mi casa y otras casas de Nazlat Issa. Ellos nos dejaron una puerta que nos permiten usar y nos dieron permisos diciendo que somos residentes de la âzona de junturaâ. Algunas veces la puerta, como todas las puertas, es fácil de atravesar y otras veces no. Sólo los colonos que vienen desde los asentamientos de Cisjordania â y nosotros â pueden usarla. Yo trabajo en Ramallah pero no puedo desplazarme diariamente entre Ramallah y Tulkarem por lo que alquilé una casa en Ramallah. Pero mi esposa y mis hijos están en nuestra casa de Nazlat Issa. Yo quiero estar con mi familia pero no puedo arriesgarme a quedarme en Tulkarem y que después cualquier dÃa puedan decidir cerrar el paso y que me resulte imposible llegar a mi trabajo. Si esto sucediera repetidamente puedo perder mi empleo. Me quedo en Ramallah desde el sábado hasta el miércoles y vuelvo a casa para estar con mi familia durante dos dÃas.
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Mi hija pequeña de tres años y medio, cada vez que quiero ir (desde nuestra casa aislada) hasta Nazlat Issa, quiere venir conmigo pero no puedo llevarla porque si cierran la puerta ella es sólo una niñita y no puede estar esperando bajo el sol (hasta que abran de nuevo el paso). Nosotros estamos completamente aislados aquà â atrapados por el Muro al este y la LÃnea Verde [frontera de 1948] por el oeste. No podemos visitar ni ser visitados por nuestra gente. Los de Baqa Sharqiya no pueden visitarnos porque no pueden usar la puerta, y nosotros tampoco podemos visitarlos mucho a causa de los problemas del paso. Las casas de Baqa Gharbiya están sólo a cuatro metros de nuestras casas pero no podemos ir allÃ: tenemos familiares también allà pero está dentro de la LÃnea Verde y desde que tenemos identificaciones de Cisjordania no podemos estar en esa área.
***image3***Mis hermanos ya no trabajan, después de que perdimos nuestros locales comerciales el verano pasado cuando demolieron completamente el mercado de Nazlat Issa (para construir el Muro). Ellos incluso no pueden trabajar dentro de la LÃnea Verde porque (las Fuerzas de Ocupación) les niegan los permisos. La casa de mi hermano fue destruida también en ese momento, fue el dÃa de su boda. Somos 70 personas viviendo en ocho casas aisladas de Nazlat Issa detrás del Muro, cuatro casas que pertenecÃan a mi familia fueron destruidas, incluyendo la casa de mi hermano, la de mi primo y la de mis padres. Ellos ahora comparten nuestras casas con nosotros. Mi hermano y su esposa van cambiando de una casa a otra (todas casas de nuestra familia) pero no podrán continuar asà cuando tengan niños.
Yo trabajo como empleado en el Ministerio de EconomÃa, mi salario no es alto. Tengo que pagar el alquiler de mi casa en Ramallah, además de otros gastos que supone el vivir allÃ, en realidad estoy manteniendo dos casas. Justo antes del final de cada mes tengo que pedir dinero prestado en mi trabajo o a mis amigos.
Mi padre era dueño de 60 locales comerciales en el mercado que se destruyó; los alquilaba a los comerciantes y sus alquileres suponÃan una buena entrada de dinero. Fuimos capaces de construir nuestras casas con el dinero que vino de estos locales. Todos los comercios están ahora destruidos. (Las Fuerzas de Ocupación) construyen su Muro a nuestras expensas. Todos nosotros ahora, principalmente mis hermanos, que no tienen trabajo, están ahora manteniéndose a sà mismos y a sus familias con lo que han ahorrado: nosotros tenemos también un naranjal que de todos modos no nos ayuda demasiado, con los precios bajos y las dificultades para comercializarlos.
Las Fuerzas de Ocupación quieren que abandonemos nuestras casas, algunos de sus oficiales vienen e intentan persuadirnos para que nos vayamos, vienen de vez en cuando y nos ofrecen dinero para que dejemos nuestras casas. Hasta ahora han usando métodos diplomáticos para forzarnos al abandono, pero realmente pensamos que no pasará mucho tiempo antes que comiencen a usar otros métodos para obligarnos a irnos. Lo ultimo que pueden hacer â y que tendrÃa efectos desastrosos para nosotros â es cerrar la puerta e impedirnos ir al otro lado. No tenemos nada aquÃ, más de veinte de nuestros hijos cruzan la puerta diariamente para llegar a sus escuelas en Baqa Sarqiya, no tenemos ningún centro de salud ni clÃnicas, mi esposa va cada veinte dÃas a Baqa Sharqiya cruzando la puerta para vacunar a nuestro bebé de ocho meses â no tenemos ni siquiera una tienda de comestibles, todo lo que necesitamos lo obtenemos en Baqa Sharqiya ya que no nos permiten ir a Baqa Gharbiya para abastecernos allÃ.