El Muro del Apartheid:El proyecto Israelí para la exterminar la vida Palestina
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El Muro del Apartheid:El proyecto Israelí para la exterminar la vida Palestina

***image1***Junio de 2002 es la fecha en la cual Israel comenzó la construcción del Muro del Apartheid en el norte de Cisjordania, y que, junto a la forma en que se ha procedido a su construcción, ha dejado claro a la población palestina que se convertiría en un masivo “proyecto” de ocupación. Comenzó sólo dos meses después de la ocupación de Cisjordania, que entonces fue llamado “incursión”. Los residentes de Nablús y Jenín aún buscaban los cuerpos de sus mártires enterrados bajo los escombros de las casas demolidas por el ejército israelí durante las incursiones militares, cuando 200 bulldozers comenzaron a arrasar la tierra a lo largo de 145 kilómetros comprendidos desde Salem, al norte de Jenín, hasta Qalqiliya donde el Muro del Apartheid podría ser construido.

Solo en la “primera fase”, 14.680 dunums de tierras (1 dunnum= 1.000 m2) agrícolas fueron destruidos para la construcción del Muro del Apartheid; dieciséis pueblos quedaron totalmente aislados y convertidos en guetos entre la “Línea Verde” (frontera del 48) y el Muro, 51 pueblos perdieron parte o la mayoría de sus tierras detrás del Muro y 102,000 árboles fueron desraizados. El área comercial en Nazlat Issa fue completamente destruida. Qalqiliya –conocida como una de las ciudades más ricas de Palestina- hoy día se ha convertido en una prisión al aire libre donde el 70% de la población ahora depende de la ayuda humanitaria. La población palestina del norte denunció el Muro del Apartheid como “la tercera Nakba” (catástrofe), una usurpación de tierras, un plan para establecer guetos y expulsar a la población.

El dos de octubre del 2003, al término de esta “primera fase”, Israel emitió una orden declarando “zona militar” las áreas que quedan aisladas entre el Muro y la línea verde. Desde entonces, la población palestina, que ha vivido en estas tierras durante generaciones, se ha visto imposibilitada para permanecer en sus casas o cuidar sus tierras a menos que se obtenga un permiso especial de las autoridades israelíes de ocupación. Mientras tanto, israelíes y judíos de todo el mundo son alentados a vivir en estas áreas.

Ahora, dos años y medio después de comenzada la construcción, 245 kilómetros del Muro del Apartheid han sido construidos, destruyendo tierras y vidas, encerrando a los residentes en sus pueblos, devastando las tierras cultivables, privando a los agricultores de sus tierras y prohibiendo a la población el acceso a recursos hídricos; lugares de trabajo, escuelas, hospitales y otros servicios básicos.

Frente al proyecto del Muro del Apartheid -una de las expresiones más evidentes de colonización, guetización, expulsión y discriminación racial implementada por Israel en estos cerca de 50 años- el término “Apartheid” ha llegado a usarse comúnmente en Palestina en referencia a la ocupación y al Muro. “Un régimen de apartheid peor que el que existió en Sudáfrica”, como declaró John Dugard, reportero de la ONU para los derechos humanos y miembro de la Comisión Verdad y Reconciliación de Sudáfrica, en referencia a la ocupación israelí, en los comentarios de su informe acerca de la realidad en Palestina y alineándose con el creciente número de intelectuales, escritores y activistas que apoyan la causa palestina. Algunas de las más atroces técnicas de opresión israelí han sido conocidas por el mundo a través de las comparaciones con las experiencias del Apartheid Sudafricano. Sin embargo, otras, trágicamente, van más allá de la imaginación.

Los bantustanes creados por el Muro retienen a la población palestina tras los muros de ocho metros de alto con sólo el 12% de su tierra, encerrados en ocho ghettos en la Franja de Gaza y Cisjordania. Esto es la herencia del Apartheid Sudafricano, donde a la población no blanca le fue ofrecido sólo el 13% de su tierra repartida en nueve bantustanes. Para sostener y fortalecer la bantustanización de Palestina, Israel está aumentando las redes de carreteras de los asentamientos (“bypass“) con 500 km adicionales de acuerdo al principio de “Nosotros arriba, ellos abajo”, con túneles para los palestinos que conectan los ghettos y puentes que garanticen la libre circulación de los pobladores israelíes. Las paradas de bus “sólo para blancos” y las playas de Sudáfrica (exclusivas para la población blanca) son recordadas por las carreteras “sólo para judíos” y por los asentamientos; la “ley de pases” que restringía los derechos en el Apartheid Sudafricano es similar al sistema de permisos Israelí. A esto hay que añadir los 703 puntos de control, los bloqueos e incursiones, la demolición de casas, cerca de 8.000 palestinos prisioneros políticos que cumplen condenas en las cárceles israelíes, y los continuos asesinatos por parte del ejercito israelí, que ya ha matado a 193 Palestinos sólo en el último mes.

La realidad criminal y las atrocidades de la ocupación y el Muro del Apartheid es inequívoca, y su ilegalidad fue confirmada por la Corte Internacional de Justicia, que mostró el paralelismo histórico con la sentencia del CIJ contra Sudáfrica en el caso de la ocupación de Namibia en 1971. La decisión jugó un rol importante para reforzar la determinación de boicot internacional y la petición de sanciones contra el Apartheid Sudafricano.

El pueblo palestino afronta una vez más la contradicción entre la repetida condena verbal por parte de las instituciones nacionales e internacionales con respecto al Muro y a las políticas del Apartheid israelí, por un lado, y el continuo y sustancial apoyo a esas mismas políticas. El gobierno de Israel recientemente ha cerrado exitosas negociaciones y estratégicos acuerdos comerciales con el gobierno de Sudáfrica y, al parecer, está próximo a alcanzar un acuerdo con la India y la Unión Europea. Mientras tanto, la Administración Estadounidense asegura la continuidad de su apoyo al Muro del Apartheid.

El hecho es que ninguna de las resoluciones de condena de la ONU, ni el rechazo absoluto de su cumplimiento por parte de Israel, ni el aumento de la protesta popular para acabar con el Muro del Apartheid, son acordes con la acción gubernamental. Esto muestra la parálisis de las instituciones internacionales enfrentadas a una responsabilidad teórica para asumir sus propias responsabilidades legales y para aplicar justicia aun en contra de los intereses de las naciones más influyentes del mundo.

Hoy día, la sociedad civil, y la movilización mundial contra el Muro del Apartheid y la ocupación israelí, está llamada a asumir su responsabilidad, como ocurrió en el caso de la lucha de liberación de Sudáfrica. Es necesario realizar una protesta internacional inmediata y continua que refleje la realidad mejor que la actual apariencia usada para cubrir los diarios crímenes del Apartheid israelí.

Durante la lucha sudafricana contra el Apartheid, la población mundial se unió para vencer lo que parecía una fortaleza inquebrantable para occidente. El Apartheid sudafricano atrajo inversiones internacionales y aseguró a Occidente el control sobre el continente africano. Pero la sociedad civil mundial asumió uno de los más exitosos movimientos de solidaridad. Todo el mundo supo que cuando consumía un producto sudafricano “por cada mordisco se compraba una bala”. El boicot y las campañas en contra de las inversiones, conducidas por las iglesias, los estudiantes, los sindicatos y muchas otras organizaciones, fueron una ayuda necesaria para que el movimiento sudafricano derrotara al Apartheid. Este movimiento internacional contra el Apartheid, dirigido a incrementar una mayoría crítica, necesariamente forzó a las multinacionales a irse, y al final los estados se vieron forzados a imponer sanciones contra el Apartheid Sudafricano. Lo que había parecido un baluarte de intereses internacionales llegó a convertirse, al término, en un negocio nada rentable y un estado paria.

Diez años después, vemos los movimientos de solidaridad palestinos de forma análoga a la anterior experiencia en favor de la lucha Sudafricana, y los componentes básicos necesarios para un movimiento antiapartheid han comenzado a tomar forma. El conocimiento acerca del carácter de Apartheid de las políticas israelíes está creciendo, la ayuda internacional para la lucha de liberación Palestina va en aumento, en todas partes los encuentros de la sociedad civil exigen que se impongan sanciones, los movimientos estudiantiles estadounidenses solicitan resoluciones para que cesen las inversiones económicas, las campañas de boicot van en aumento. Oscilando, pero incrementando su número, iglesias, sindicatos, e incluso movimientos de países no alineados están posicionándose y exigiendo sanciones.

Una parte fundamental del aumento de la respuesta mundial es la campaña popular palestina contra el Muro del Apartheid. Desde el comienzo de la construcción del Muro, este esfuerzo popular nacional contra el Muro del Apartheid ha aumentado de forma paralela a la organización de grupos de base, la propagación mundial de información y las convocatorias nacionales e internacionales para la movilización. La campaña palestina es responsable del lanzamiento de la Semana Internacional contra el Muro del Apartheid y de la Segunda Semana Internacional celebrada entre el 9 y 16 de noviembre de 2004. Durante esa semana organizaciones de todo el mundo realizaron cerca de 70 eventos, protestas y manifestaciones de todo tipo en más de veinte países. Este esfuerzo unificado es una importante oportunidad para reforzar los movimientos de la sociedad civil que se alza contra el racismo, la ocupación y el colonialismo, llamando a un boicot, al cese de inversiones y sanciones contra Israel hasta que el Muro caiga, la ocupación israelí termine y se apliquen a Israel todas las resoluciones internacionales garantizando al pueblo palestino todos sus derechos.

Jamal Juma es el coordinador de la Campa̱a Popular Palestina contra el Muro del Apartheid Рwww.StoptheWall.org

Para ver el Poster del Mapa de la Campaña contra el Muro del Apartheid, entra aquí