Esta semana el Consejo Mundial de Iglesias (World Council of Churches, WCC) se unió al cada vez más extenso movimiento cristiano de condena a la âilegalâ ocupación israelà de Cisjordania y Gaza destacando al mismo tiempo los planes para aplicar una âpresión económicaâ sobre Israel. En recuerdo del boicot contra el Apartheid que convulsionó al régimen racista de Sudáfrica durante los años 80, la reunión del WCC en Ginebra esta semana advirtió que la colonización israelà de Cisjordania es una âactividad ilegal⦠de manera que no hay posibilidad para una paz viable para ambos pueblosâ.
Este análisis revela la toma de conciencia acerca del mito construido por las Fuerzas de Ocupación acerca de cualquier idea del âproceso de pazâ. La construcción del Muro del Apartheid a lo largo de Cisjordania, con una serie de âzonas de seguridadâ y un sistema de carreteras de uso exclusivo para colonos, hurtará el 47% de las tierras palestinas y dejará el resto dividido en una serie de cantones encarcelados. Los 150 miembros del comité afirman: âLo que aquà importa es acatar la ley como principio para una paz justaâ, advirtiendo que âno permanecemos ciegos ante estos hechos y no debemos ser cómplices ni siquiera involuntariamenteâ.
El Consejo es el principal órgano representativo de cerca de quinientos millones de cristianos en cerca de 120 paÃses. Es una asociación de iglesias, ahora 342, activa en todos los continentes desde prácticamente todas las creencias cristianas no católicas. Ideas acerca de la presión económica fueron debatidas por primera vez en la Iglesia Presbiteriana durante el último año en forma de desinversión y boicot a las empresas cómplices de la Ocupación. En julio, la asamblea general de la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos, que tiene 3 millones de miembros, votó mayoritariamente por la presión económica sobre Israel. Los presbiterianos están ahora dedicados a la discusión acerca de cómo quitar algo de los 7 mil millones de dólares invertidos por la iglesia en Israel. Empresas concretas como Caterpillar, cuyos bulldozers juegan un papel fundamental en los abusos cometidos por Israel son un blanco a causa de su âcomplicidadâ en la Ocupación.
Las medidas a implementar continúan siendo cautelosas ây dependen mucho de las campañas de desinversión- e insuficientes para el completo boicot económico necesario para generar la presión necesaria sobre Israel. Sin embargo, los acontecimientos anuncian el principio de un verdadero movimiento de boicot internacional. En la lucha anti-apartheid de los años 70 y 80, la WCC lideró a las iglesias en el boicot a Sudáfrica para conseguir justicia. Ahora la base para un movimiento similar está tomando auge y ritmo al tiempo que Israel continúa desafiando la ley internacional con su proyecto de colonización y expulsión de la población palestina.
Los movimientos de base por la justicia social a lo largo del globo han iniciado el boicot popular hacia los productos de Israel, asà como la des-inversión, respondiendo al llamamiento hecho conjuntamente desde grupos de la sociedad civil palestina, las campañas y sindicatos. Su solidaridad ha cristalizado gracias al apoyo al boicot hecha por 155.000 personas que participaron en el V Foro Social Mundial en Porto Alegre, Brasil, a comienzos de 2005. Se ha formado el embrión de un movimiento que puede tener enorme trascendencia si esta fuerte postura moral y ética se reflejara en un movimiento global para presionar a Israel al aumentar su aislamiento.
De forma previa al anuncio del WCC, la Red Anglicana Paz y Justicia (Anglican Peace and Justice Network, APJN) mostró su acuerdo para ayudar a las iglesias, universidades y sindicatos de Occidente que están llamando a la campaña de des-inversión tomando como modelo el boicot popular al Apartheid de Sudáfrica. La APJN dijo que se podrÃa presionar sobre los lÃderes de 75 millones de anglicanos y episcopalianos a lo largo del mundo para imponer sanciones a Israel después de una visita de ocho dÃas a los territorios ocupados.
Esta convocatoria fue aprobada en octubre del último año por la Pax Christi Aotearoa de Nueva Zelanda. De nuevo la iglesia de Nueva Zelanda se ha visto animada por el legado del boicot popular al Apartheid sudafricano en los años 80. Kevin McBride, coordinador nacional de Pax Christi Aotearoa-NZ advirtió: âNo siempre hemos sabido cómo intervenir desde esta distancia, pero esta iniciativa nos indica una forma concreta de reaccionarâ
***image1***Desde el último verano, otras iglesias âincluyendo organismos del Anglican Communio, Episcopal Church, United Church of Christ y la Christian Church (Disciples of Christ)– también han examinado la posibilidad de seguir la iniciativa presbiteriana de tomar medidas y acciones económicas contra Israel.
El cardenal del Vaticano, Roger Etchegaray, ha dicho que el Muro âinevitablemente crea una geografÃa de apartheid, que provoca violencia en lugar de controlarlaâ refiriéndose a las acciones de Israel como âintolerablesâ. En los últimos meses Israel ha hecho varias propuestas al Vaticano en un intento de ponerlo de su lado. Ningún movimiento de aproximación a Israel puede dejar de reflejarse en la comunidad católica de base, particularmente en el hemisferio Sur donde el recuerdo de las luchas de liberación está todavÃa fresco en la mente de muchas personas. Tampoco puede reflejarse en quienes participaron en el movimientos de solidaridad anti-apartheid en las iglesias de toda Sudamérica durante los años 80. Varias iglesias católicas, como Pax Christi, han comenzado a contemplar el modo de aplicar presiones económicas a Israel.
La creciente convocatoria para encontrar nuevos y creativos modos de aislar a Israel hasta que finalice la Ocupación y sus polÃticas de Apartheid, simboliza una nueva esperanza para el pueblo palestino en su lucha por la justicia y la libertad. La solidaridad de amplios sectores de organizaciones populares en iglesias, mezquitas, centros de trabajo, foros comunitarios y universidades aumenta su fortaleza dÃa a dÃa. Sin embargo, el sólido y coherente programa de boicot y des-inversión no nace de un dÃa para otro. Es el caso de los derechos civiles y los activistas cristianos de Harlem durante los años 50 trabajaron incansablemente antes de que sus estrategias tuvieran fuerza y fueran significativas para repercutir sobre el Apartheid de Sudáfrica. La cuestión ahora es cómo los movimientos que conducen hacia la paz y la justicia de hoy pueden aprender de las luchas del pasado y forjar los lazos necesarios para encontrar la unidad y la fuerza que pueda derribar el sistema de Apartheid implantado contra el pueblo palestino y poner fin a la Ocupación.