Parece casi un cliché hacer notar el perpetuo encasillamiento del discurso palestino en torno a nuestra âsituaciónâ como âmuy sensible y complicadaâ. Este ha sido siempre el caso dentro de la historia palestina. Controlar la resistencia a la Ocupación, como si estuviésemos a punto de avanzar en una especie de negociación monumental, ha sido una narrativa común en la disgregación y desmovilización de la lucha palestina. La actual trayectoria de la lucha palestina a sacado este asunto nuevamente a flote. Dentro del momento actual de âcautelaâ y âsensibilidadâ, somos testigos de la aceleración de la construcción del Muro del Apartheid, de nuevas anexiones de tierra palestina y de la guetización de los pueblos y aldeas restantes. Todo esto hace que la naturaleza de nuestra resistencia sea más pertinente que nunca.
El movimiento polÃtico para el âcese del fuegoâ salió de la conferencia de Sharm al-Sheikh y de las subsecuentes declaraciones de las Fuerzas de Ocupación y la Autoridad Palestina (AP), expresando su compromiso con ello. Sin embargo, la realidad de la agresión, expansión y violencia israelà hacen mofa de cualquier perÃodo de âcese al fuegoâ en su ocupación. Las invasiones militares en pueblos y aldeas palestinas continúan sin pausa. Asesinatos, detenciones y palizas forman el carácter de esta brutal ocupación, tal como era antes. El proyecto colonial expansionista del Muro del Apartheid se intensifica a una escala sin precedentes. Con el Muro finalizado en el norte de los distritos de Qalqiliya y Tulkarem, el trabajo se ha trasladado hacia el sur para rodear Jerusalén, Belén y Hebrón.
La judaización de Jerusalén, mediante su aislamiento del resto de Cisjordania y la expansión de todos los bloques de asentamientos alrededor de ella (Maâele Adumim y Gush Etzion), forman parte de una serie de polÃticas dirigidas a la expulsión de los palestinos de la ciudad.
El Muro del Apartheid y la anexión de colonias a una especie de Gran Israel refleja la imposición unilateral de un acuerdo final diseñado por la Ocupación sionista. En el centro de esto está la mantención de los tres principales bloques de asentamientos, Maâale Adumim, Gush Etzion y Ariel, y el encierro de pueblos y aldeas palestinas con muros. Regulados y controlados por puertas y cerraduras, ¡estos guetos conforman la realidad del llamado âEstado Palestino viableâ!
Este es el escenario en el cual sabemos que hay apoyo de los estadounidenses y los británicos. Pero aun más inquietantes son las últimas señales desde la AP. En recientes declaraciones, el Ministro de Relaciones Exteriores, Nasser al- Qidwa, acepta el concepto de intercambio de tierras palestinas por âpazâ en cualquier acuerdo final. Esta es una idea que fue planteada en las negociaciones de Camp David en el 2000, para hacer permanente la ocupación de Palestina mediante la mantención de los tres bloques principales de asentamientos. El asunto nunca fue sobre entregar âtierra por tierraâ, sino que se trata de los palestinos aceptando que los asentamientos permanezcan, que sus sistemas de Apartheid de caminos para colonos se conviertan en parte de la demografÃa de Cisjordania, y que ahora aceptamos el Muro del Apartheid dividiendo todo el territorio palestino, convirtiendo en prisiones nuestros pueblos y aldeas mediante el aislamiento y la separación entre sÃ. Esto concuerda con las concesiones hechas en los Acuerdos de Ginebra, firmados por las elites palestinas que decÃan representar al pueblo. Su compromiso también renuncia a nuestro derecho a la tierra palestina, junto con el derecho al retorno.
Es obvio que la ONU ha ido más allá, ofreciendo auténticas alternativas para el curso de la actual ocupación, y se ha vuelto cada vez más sumisa a los planes israelo-americanos para el futuro de la âCausa Palestinaâ. La insistencia de Annan en su última visita a no dirigir la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para desmantelar el Muro es una evidencia clara de la complicidad con los intereses de los poderosos. La ONU prefiere considerar el Muro del Apartheid como un asunto de ayuda humanitaria. Planea abrir una oficina de alegatos para los afectados por el Muro del Apartheid. Si esta resulta ser establecida fuera del mandato dado por la decisión de la CIJ, será como una forma de compensación por la destrucción del Muro, el proyecto sólo servirá para normalizar la existencia del Muro en la demografÃa de Cisjordania. Además, la participación de Annan en la Conferencia de Londres, que se discutió sobre las puertas y pasos industriales del Muro del Apartheid, buscando consolidarlo dentro de la realidad permanente de Cisjordania, contrariamente a las bases de la legislación internacional y humanitaria.
DÃa de la Tierra- enfatizando la resistencia popular
El dÃa de la tierra de este año, con sus consignas, actividades y participación, fue una voz de oposición a la alarmante evolución que hemos expuesto.
La principal consigna de las actividades de la última semana fue la acuñada por el Comité Nacional para Resistir el Muro del Apartheid:
âA través de la resistencia popular enfrentaremos los asentamientos y forzaremos la implementación de la decisión de la CIJ de desmantelar el Muroâ
Analistas y activistas palestinos concuerdan que en los recientes años la resistencia popular de la Intifada palestina ha ido en retirada, especialmente a la luz de la reanudación del control de la Ocupación en las principales ciudades de Cisjordania desde Abril del 2002. Consecuentemente, la creciente naturaleza militar de la Intifada vino a disminuir la movilización de base popular de la lucha.
La lucha contra el Muro del Apartheid, liderada por los comités populares locales, ha reactivado la actividad de las masas en la lucha, y fijado el ritmo polÃtico de la posición frente al Muro. Esto ha servido para energizar la resistencia al Muro y la unidad de la posición que ve al Muro como parte intrÃnseca de un sistema de Apartheid que esta siendo impuesto a los palestinos desde arriba. Asà el total desmantelamiento del Muro y no las âmodificacionesâ o ânuevos trazadosâ como promueven los ingleses y estadounidenses, ha sido siempre la punta de lanza de las demandas de la campaña. Aquà la decisión de la CIJ ha demostrado ser un importante impulso de solidaridad con la lucha palestina. Este fallo fue publicado primero y luego puesto en primer plano por la resistencia palestina, y continuamos reuniéndonos en torno a la legitimidad de éste como una demanda de nuestra lucha popular. Finalmente, hemos denunciado consistentemente la posición tomada actualmente por la ONU de no ocuparse de la implementación de la decisión de la CIJ, y seguimos acentuando nuestra resistencia a cualquiera que busque tratar el Muro del Apartheid como un asunto que pueda ser resuelto mediante ayuda humanitaria. Lo único que busca esto es normalizar e institucionalizar este espantoso proyecto de Apartheid en Cisjordania.
El DÃa de la Tierra: DÃa de unidad del pueblo
El DÃa de la Tierra demostró ser un momento decisivo en la unidad de la lucha palestina. El apego a la tierra como fuente de vida y existencia está profundamente instalada en la conciencia palestina, y forma la base de la lucha por la libertad, autodeterminación y soberanÃa. La polÃtica racista de judaización de la tierra, y la expulsión de ésta de la mayor cantidad de palestinos como sea posible, forma la base de funcionamiento de la ocupación. Ya sea lo que se aplica a los palestinos que viven en las áreas de 1948 a los que se les niega permisos y tÃtulos de propiedad en un sistema basado en la discriminación, o las polÃticas dirigidas a los palestinos de Cisjordania y Gaza a través del Muro del Apartheid y los asentamientos, el resultado es el mismo: la destrucción del pueblo palestino y su tierra, Palestina.
La unidad evidente en el trabajo entre el Comité Nacional para Resistir al Muro del Apartheid y el Comité para Asuntos Ãrabes en las áreas ocupadas de 1948 es una expresión de la solidaridad que existe dentro de la causa palestina. Ãsta refleja la unidad del pueblo palestino en la lucha contra el proyecto sionista y su defensa de la vida, tierra e historia palestina.
Mirando estos avances, es absurdo tratar cualquier reanudación de la âcausa palestinaâ en la ONU como una alternativa sincera a la dominación unilateral de EEUU sobre el Medio Oriente.