El Muro Oriental: Cerrando el círculo de nuestra guetización
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El Muro Oriental: Cerrando el círculo de nuestra guetización

Ha pasado más de un año desde que las Fuerzas de Ocupación dieron por finalizado el primer tramo del Muro del Apartheid, que va desde Zaboba cerca de Jenín, hasta Masha, en el distrito de Qalqilya. Hoy, aceleradas construcciones marcan la segunda fase del proyecto rodeando Jerusalén, Ramallah, Belén y Hebron. Mientras tanto, fuera de la atención pública, la Ocupación ha comenzado la tercera fase del proyecto del Muro y la anexión y limpieza étnica del Valle del Jordán. Bajo el título oficial de “desarrollo”, el Valle del Jordán se transformó en el “mayor proyecto gubernamental” para la expansión de asentamientos. El resultado ha sido la destrucción de tierra palestina, la demolición de nuevas viviendas y la expulsión de población palestina beduina. Esta semana la Ocupación ha clausurado dos de los cuatro “terminales” que controlan el movimiento de los palestinos dentro y fuera del Valle comenzando el aislamiento de las áreas norteñas. En el sur, “puestos de control volantes” hacen que sea imposible la presencia de población palestina sin permisos israelíes, incluyendo dueños de tierras, beduinos o familiares.

La etapa final de anexión del Valle ha comenzado.

Judaización del Valle del Jordán

El Valle del Jordán siempre fue clave para la expansión sionista. Este provee acceso a las reservas de agua del río Jordán. Las altas cumbres proporcionan un control sobre una parte importante de la Ribera Occidental, dando los medios para que la Ocupación selle su control sobre esta parte de Palestina y rodee ciudades y pueblos. Los primeros asentamientos sionistas en la Ribera Occidental fueron establecidos en el Valle y hoy el Muro del Apartheid continúa con el proyecto de expulsión del pueblo palestino.

Desde 1967 la Ocupación ha construido 21 colonias en el valle del Jordán, actualmente sostenidas por cerca de 6.300 colonos. Ellos están siendo estimulados por la llegada de un nuevo grupo de colonos, redistribuidos este verano desde el “Bloque Gush Katef” en Gaza. Ellos controlan la mayor parte del Valle contando con cerca del 28% de las tierras palestinas de la Ribera Occidental. El proyecto de desarrollo sionista invirtió la suma de 60 millones de shekels (13 millones de dólares) en el 2004. Sumados a esto se cuentan los 58 millones de shekels (11 millones de dólares) en 2005 y los futuros 85 millones de shekels (19 millones de dólares) pautados para el 2006-2008. Surtidos con 203 millones de shekels en 5 años – para la colonización del Valle del Jordán – se amenaza con extinguir la presencia de población palestina en la zona.

Binyamin Rom, Ministro de Agricultura de la Ocupación, señaló en una entrevista al periódico Ha’aretz (8/9/2004) que las intenciones de Israel son confiscar 32.000 dunums(*) de tierra para expandir los asentamiento. Esto incluye 3.200 dunums usados como campos militares que serán evacuados y entregados a las colonias judías. Los restantes 28.800 dunums serán confiscados directamente a la población palestina.

Rom explicó cómo esta gran cantidad de tierra asegurará la supremacía y reinado judío: “El plan que ya ha sido aprobado por diferentes ministerios incrementará el número de residentes de 21 asentamientos en un 50% en un año y el restante 50% el año siguiente.”

La magnitud de tierra robada se pone de manifiesto a la luz de estadísticas básicas. De los 2.400 km2 de tierras en el Valle del Jordán, 455,7 km2 son ya considerados “áreas militares cerradas”. Este proyecto pondrá un total de 1.655,5 km2 de tierras bajo control de asentamientos ya existentes. Aunque la Ocupación declaró su intención de reducir el “área de seguridad” confiscada en la frontera con Jordania de 650 km2 a 243 km2, el total de tierras confiscadas sumarán 2.354,2 km2. Esto deja sólo 45 km2 de tierras para el uso de la población palestina, 10 km2 ya ocupados por áreas construidas.

Este proceso sigue adelante. Una nueva ola de expulsión de población palestina está ocurriendo lejos de la mirada de los medios de comunicación mundiales. La confiscación de tierras se está intensificando. Una combinación de expansión de asentamientos, demolición de casas y continuos acosos hace imposible la vida del pueblo palestino. Pronto, lo que quede del Valle será un gueto de la ciudad de Jericó, un grupo de pequeños pueblos aislados sin tierra pero con las condiciones necesarias para un exilio palestino catastrófico.

La expulsión de población palestina

La Ocupación comenzó este proyecto con una serie de “ordenes oficiales”. Primero, órdenes militares forzaron a los beduinos a abandonar el área comenzando en el norte del Valle del Jordán, junto a Tobas, continuando hacia el sur y hacia la zona árabe de Rashaideh. En segundo lugar, la demolición de tiendas y barracas en los pueblos palestinos. Se ha amenazado con la destrucción completa del pueblo de Aqaba (al noreste de Tobas). Finalmente, la confiscación de miles de dunums para expandir y fortalecer los asentamientos ya existentes.

La población beduina palestina, que habita a lo largo de extensas áreas de tierra, ha sido el blanco de la Ocupación desde 1948, cuando 50.000 beduinos fueron expulsados del desierto del Negev (Nakba) hacia Jordania y hacia extensas áreas entre Jerusalén y Jericó, en el Valle del Jordán. En la última fase de agresiones, para el resto de beduinos que aún permanecen en el Negev y en la zona del Valle del Jordán, la expulsión definitiva es una amenaza inminente.

En el Valle del Jordán, la violencia va en aumento desde hace algunos meses. En abril de 2005, Fuerzas de Ocupación obligaron a 300 familias palestinas (1.500 personas) de la zona oriental de Tobas a abandonar sus tierras. Las familias Henri, Daragma, Milhim y Abu Amer solían vivir en 10.000 dunums de tierra que alimentaba a 6.000 animales y en la que plantaban trigo y arroz.

Posteriormente ese año, a cientos de beduinos de Sawahreh Al-Sharkiya (en la región central del Valle del Jordán) se les ordenó abandonar sus tierras. Esos grupos beduinos dependían de 22.000 dunums de tierra para el pastoreo de las 7.000 cabezas de ganado de su rebaño y usaban 300 dunums para la agricultura. Esta expulsión vino junto a una orden de confiscación de 212 dunums destinados al trazado del Muro del Apartheid. El Muro pretende aislar a los beduinos de las tierras que van desde el puesto de control ubicado al este de Sawahreh, a las afueras de Jerusalén, hasta el Mar Muerto y desde Khan Ahmar hacia el norte de Jericó.

Es más, en la zona sur del Valle del Jordán, al sudeste de Belén, la Ocupación ha expulsado a 6 familias del área. Se destruyeron los 20 refugios de animales utilizados por cerca de 22.000 cabezas de ganado y 500 camellos pertenecientes a la población del lugar. Esta zona, conocida como Rasheideh Árabe, cuenta con más de 20 pozos de agua y siempre ha sido un objetivo por tales recursos hídricos. Desde 1967, la Ocupación ha confiscado 5.000 dunums en el área de manera de facilitar la construcción y posterior expansión del asentamiento de Ma’ale Amos.

Además de la confiscación de tierras, el ganado ha sido constantemente “retenido” por la Ocupación y solamente restituido a sus dueños luego del pago de multas. Esta semana, se ha reportado el primer caso en que el ganado ha sido simplemente robado de sus dueños palestinos.

La confiscación de tierras en el Valle del Jordán continua hacia al sur llegando a Hebron, combinado con los constantes acosos hacia los pastores y agricultores, lo que ha minado sistemáticamente la industria ganadera y privado a nuestro pueblo de otra vital fuente de ingresos.

Demoliciones

No se han destruido solamente refugios de animales y medios de subsistencia. Decenas de casas han sido demolidas en este continuo proceso. Cuatro casas fueron demolidas en el pueblo de Fasayel al norte de Jericó. A los 1.500 habitantes de Fasayel se les ha prohibido trabajar en cualquier actividad de construcción y se le ha negado al pueblo los accesos a la infraestructura necesaria requerida para los servicios básicos tales como agua y electricidad. Sumado a esto, acosos y ataques de colonos tanto en Tomer (al sur del pueblo) como en Beitzaal (al norte) han dejado la vida sujeta a la más cruel y brutal Ocupación militar.

Jeftlik es otro ejemplo de los ataques a pueblos palestinos en el Valle del Jordán. Aquí, cuatro viviendas, que eran el hogar de 35 personas, han sido demolidas. Además, 12 refugios de animales han sido destruidos. Las personas perdieron totalmente sus dos principales fuentes de vida: la agricultura y los ingresos por los productos animales.

Mientras tanto, un total desastre amenaza con devorar el pueblo de Al-Akaba. Gran parte de la población (700 de 1000 personas) fue expulsada después de la guerra de 1967 y se impidió su regreso al pueblo. Ahora, el Jefe del Consejo local, Sami Sadek, ha recibido 16 órdenes de demolición amenazando a la mayoría de las construcciones de la aldea. Estas incluyen el jardín infantil del pueblo, el centro de salud, la mezquita, la estación de energía, el edificio de la Unión Local de Campesinos y varios otros. La vida aquí está condicionada ya por severas condiciones, con continuas confiscaciones de ganado y tarjetas de identidad, además de arbitrarias detenciones de sus habitantes en el campamento militar cercano.

Construcción y expansión de asentamientos

Junto a los colonos provenientes de Gaza que llegan al Valle del Jordán, nuevas órdenes de confiscación están provocando la “guetización” de la población palestina. Tres meses atrás colonos del asentamiento de Rotam cercaron 1.000 dunums de tierra para expandir la colonia. Mientras tanto, se están llevando a cabo construcciones junto al asentamiento de Miskyot, al sur de Rotam. Enormes maquinarias y equipos de construcción están trabajando diariamente para preparar la tierra e infraestructura necesaria para un nuevo asentamiento en el área cerca de la carretera principal que conecta el norte del Valle del Jordán con las localidades de Tobas y Tamoon por el poniente, asilando a la población palestina del Valle del Jordán del resto de Cisjordania.

Estas actividades son reforzadas por el presupuesto requerido por el Ministerio de Vivienda de la Ocupación. El presupuesto está siendo utilizado para el desarrollo de 700 nuevas unidades que serán construidas en los dos principales asentamientos del área. Además, un gigantesco proyecto agrícola ha sido aprobado, incluyendo la plantación de trigales, servicios de riego gratuitos y cerca de 22 millones de dólares para cualquier nuevo colono que se quiera sumar al proyecto.

La tercera fase del proyecto del Muro del Aparthied

Leyes racistas de Ocupación y un plan de “desarrollo” para la colonización traen consigo una horrible realidad de expulsión y guetización conocida demasiado bien a lo largo de la Ribera Occidental. Carreteras valladas, zonas militares y asentamientos sirven para desacoplar la tierra y aislar al pueblo palestino. La tercera fase del proyecto del Muro del Apartheid utiliza la ya existente infraestructura, además de vallas y alambradas de espino, puestos de control, trincheras y bloqueos de carreteras que se van sucediendo para reflejar los muros de cemento que encierran a la población palestina por el oeste.

La viciosa combinación de zonas militares, asentamientos, carreteras de uso exclusivo para colonos, puestos de control y simples órdenes de expulsión para la población palestina de sus tierras y casas, refleja el proyecto racista de limpieza étnica que se está llevando adelante con un celo devastador. Las mismas prácticas de demolición de casas y restricciones de construcción, que han servido para la incesante judaización de Jerusalén, conducen a nuevos extremos en todos los rincones de la Ribera Occidental. Mientras se obliga a la población palestina a vivir en chozas y albergar escuelas en tiendas de lona, los colonos sionistas están construyendo una nueva era de desposesión racista, opresión y expulsión.

La tercera fase del Muro está siendo una realidad en el Valle del Jordán. El objetivo final es asegurarse la región, una vez vacía de población palestina, volviéndose de gran interés para los intereses estratégicos sionistas y proporcionando una gran cantidad de recursos agrícolas y naturales para mantener su economía y expansión. En el sur, la parte oriental del Muro ha comenzado al norte de Eizarya encerrando el área de Belén y Hebron al este y cortando definitivamente la ribera Occidental a la mitad.

Representantes del gobierno palestino están invitados a mesas de discusión de la diplomacia global, pero el pueblo palestino y su lucha siguen quedando sistemáticamente aislados del resto del mundo y de la región. El aislamiento físico y la guetización es parte del plan de fragmentar la lucha palestina, así como también de poner muros entre nuestra lucha y la lucha por la autodeterminación árabe. La soga que rodea el cuello del pueblo palestino está apretándose rápidamente.

Al tiempo que la limpieza étnica de Jerusalén aleja los centros urbanos y comerciales de la vida palestina, la anexión y aislamiento del Valle del Jordán apuntan a privar al pueblo palestino del grueso de su tierra, recursos hídricos, agrícolas y la explotación del ganado.

Ante esta realidad, los frenéticos debates en torno a si el mundo ha encontrado en el nuevo líder laborista Peretz una “paloma de paz” dentro del campo sionista, la promesa, una vez más, de un “Estado Palestino” parece extraña. Sólo sirven para apartar la atención mundial de las actuales conquistas de tierra palestina, proceso que siempre se ha llevado a cabo con entusiasmo y ferviente apoyo tanto por la administración laborista como del Likud, y para callar los urgentes llamados palestinos contra el aislamiento del Apartheid israelí. En esta etapa, una solución teórica de dos estados puede resultar controvertida: en la práctica es una solución simplemente imposible de alcanzar. Negociaciones acerca de estados sin fronteras, ni capital, ni tierra son una decepción para nuestro pueblo y para el resto del mundo.

(*) 1 dunum = 1000 m2