***image2***Soy Amar al Wahsh, de Jeeb el Theeb. Mi esposa y yo tenemos tres hijos. Yo vivà en Jordania hasta que en 1996 regresé a la aldea de mi familia para estar con mis hermanos y familiares. La situación era muy difÃcil y complicada al volver. Trabajé como jornalero pero no pude continuar. En 1999 me casé y vivà en una habitación en la casa de mi hermano hasta que construà mi propia casa y me trasladé a ella. Tardé cinco años, hace sólo cuatro meses que la terminé y fui a vivir a ella con mi esposa y mis hijos. Todo el dinero que gané en los últimos cinco años lo dediqué a la casa. Ahora no encuentro un sitio en el que vivir con mi familia. Cuando las retroexcavadoras destruyeron la casa yo no estaba en la aldea, pero mi esposa sà se encontraba en la casa y puede contar lo que ocurrió.
Mi nombre es Amina. Cuando construimos la casa nos sentimos muy felices de estar juntos en paz en la casa, nos esforzamos mucho para acabarla. No estoy sólo hablando de dinero, también de todo el esfuerzo que pusimos en ello. Todos trabajamos juntos, yo, mi marido y también los chicos ayudaban. Cooperamos todos y nos sentimos muy felices cuando dejamos la casa de mi cuñado porque era demasiado pequeña para nosotros. Ãramos catorce personas en dos habitaciones. Cuando nos trasladamos a la casa hace cuatro meses casi fue ir al paraÃso, a pesar de que era muy sencilla. Hace un mes, soldados de la Ocupación nos entregaron las órdenes de demolición diciendo que no tenÃamos permiso de construcción. No fuimos a juicio porque no tenemos dinero y nosotros sabemos que eso es sólo perder dinero y tiempo. Aquà no dan permisos, nadie en la ladea tiene permisos porque ellos quieren echarnos. Incluso los que han ido a juicio no han conseguido nada. Estamos viviendo aquà desde hace cientos de años antes de que llegara la Ocupación. Nuestros abuelos nacieron y murieron aquÃ, asà que ¿dónde deberÃamos ir?
***image3***El miércoles por la mañana cientos de soldados atacaron la casa. Estaba sola con mis hijos y nos dijeron que saliéramos porque iban a derribarla. También habÃa una retroexcavadora y jeeps junto a los soldados que vigilaban y controlaban a distancia. Cuando los niños vieron a los soldados tuvieron miedo y comenzaron a gritar y llorar. Ellos no entendÃan qué estaba pasando. Y yo no sabÃa qué hacer para detener a los soldados, mantener a mis hijos tranquilos, recoger mis cosas de la casa. No pude hacer nada de eso. Mis hijos estaban llorando aterrorizados. Los soldados nos echaban a patadas mientras puede coger algunas ropas, después la retroexcavadora comenzó a destruir la casa, las puertas, las ventanas y todo lo que tenÃamos dentro. Cuando los chicos vieron esto lloraron más y más y gritaban como locos.
Después la Cruz Roja llegó y levantó una tienda para nosotros cerca de la casa. Cuando los niños vieron esto y les dijeron que Ãbamos a vivir en la tienda se sintieron muy tristes. Desde entonces siempre me preguntan si vamos a vivir aquà para siempre y por qué destruyeron nuestra casa. Viven en una pesadilla. No sé qué responder y les digo que es la Ocupación.
Ahora estamos viviendo en la casa de mi cuñado, hemos vuelto a este pequeño cuarto. La Ocupación nos priva de todo, nos niega nuestros derechos. Roban la mitad de la aldea para un puesto avanzado de colonos. El asentamiento se llevó la tierra, pusieron una valla alrededor. Pero destruyen nuestra pequeña casa del centro de la aldea, una casa muy pequeña y sencilla que no afectaba a nadie. Lo que pedimos y esperamos es muy simple, sólo una casa para resguardarnos de la lluvia y del calor. No tenemos electricidad, mis hijos todavÃa en el siglo XXI no han visto dibujos animados, no han visto Tom y Jerry; como tampoco ningún otro niño de la aldea. Las niñas y niños no tienen escuela en nuestra aldea, tienen que caminar dos kilómetros para llegar a la escuela de la aldea cercana. Esto es Ocupación. No nos quieren aquÃ, quieren robarnos la tierra. Han robado la tierra mientras estamos aquà y traen colonos criminales que nos golpean y golpean a nuestros hijos. Hacen lo que quieren ante el mundo entero y no temen nada.
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