Puertas del Muro del Apartheid: asegurando la anexión y el aprisionamiento de la población Palestina
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Puertas del Muro del Apartheid: asegurando la anexión y el aprisionamiento de la población Palestina

Las “puertas” del Muro del Apartheid –promocionadas por la Ocupación como iniciativa “humanitaria”- están apareciendo como una de las principales herramientas sionistas para expulsar a los agricultores de sus tierras. Uno a uno, a los palestinos del norte de Cisjordania se les niega el acceso a sus tierras, aisladas, bajo el sistema de permisos de la Ocupación. Aldeas enteras están ahora perdiendo su fuente de recursos, confirmando la opinión generalizada de la población palestina de que el Muro es un mecanismo para asegurar la anexión de sus tierras.

***image2***La Ocupación impone a los agricultores un sistema de “permisos” para atravesar las puertas. Cuando se completó la construcción del Muro en el norte, los agricultores se vieron forzados a entrar en este sistema y solicitar permisos de 2 años para llegar a sus tierras. A muchos agricultores, especialmente los que trabajan en granjas, se les negó el acceso a ellas, puesto que la Ocupación emitió un número limitado de permisos.

Muchos de estos permisos expiraron en octubre de 2005. Los “permisos de temporada” fueron entonces emitidos en menor número que los permisos anteriores, asegurando que más población palestina quedaba apartada de su medio de vida. Estos permisos expiraron al comienzo del presente año. Desde hace 2 meses se han solicitado los permisos, pero sólo unos pocos palestinos los han recibido.

En el distrito de Jenín, entre enero y marzo, 1.490 agricultores han solicitado permisos. La administración de la Ocupación ha garantizado un total de 185 permisos. Quienes los tienen pueden acceder a sus tierras durante un número limitado de horas decididas por la Ocupación. Los agricultores sufren la humillación diaria y el control en las puertas, mientras que a quienes se les niega el permiso quedan totalmente fuera del alcance de sus tierras.

En Tura, cerca de 150 agricultores y trabajadores han solicitado permisos. En marzo se expidieron 17 permisos, dos de los cuales fueron concedidos a nombre de 2 personas que habían muerto recientemente. Entre abril y mayo se concedió permiso a un número adicional de 35 agricultores. Sin embargo, de este número de palestinos que solicitaron permiso un grupo de agricultores de Tura recibió permiso sólo para atravesar las puertas en Araqa o Anin. Esto significa que deben realizar un largo viaje para alcanzar sus tierras. Dado que atravesar las puertas con un tractor o cualquier otro vehículo requiere un permiso adicional, esto ha comenzado a deteriorar seriamente la economía e impedir la actividad agrícola.

A los habitantes de Anin también se les han negado los permisos en abril y mayo. Cerca de 400 granjeros y trabajadores los solicitaron, pero sólo los han obtenido 80. En Zububa, Arabote y Faqu’a no se ha concedido ningún permiso durante estos dos meses.

La administración de la Ocupación no tiene en cuenta las solicitudes, sino que simplemente va hacia una disminución progresiva del sistema de cuotas. Incluso los granjeros que hoy obtienen permiso se enfrentan a un incierto futuro bajo este sistema y no es seguro que aunque logren acceder a sus cultivos puedan actualmente prepararse para la cosecha del verano.

Esta situación es un indicativo del sistema que se viene imponiendo en todo el norte de Cisjordania. En Tulkarem, entre enero y marzo, 1.500 agricultores y jornaleros solicitaron permisos. Se admitieron 870, 430 fueron rechazados y el resto quedó “pendiente”. Los permisos se conceden cada vez por períodos más cortos. En abril, sólo el 30% de la población palestina que necesita atravesar las puertas para llegar a sus tierras obtuvo el permiso.

Además, las condiciones de solicitud son cada vez más complicadas y caras. En Tulkarem los granjeros se ven forzados a presentar con su solicitud un plano de sus tierras, que sólo se obtiene después de pagar a las autoridades palestinas y a la Ocupación.

En el distrito de Qalqiliya el porcentaje de titulares de permisos ha disminuido en un 33%, con permisos válidos para no más de dos meses.

En Jayyous, en abril, de 500 solicitudes se rehusaron 445. Muchos de los permisos – especialmente los solicitados por gente joven- no consiguen la firma de la autoridad militar de la Ocupación. Los soldados de las puertas han comenzado a confiscar estos permisos o romperlos en pedazos.

La población palestina también se ve forzada a firmar en las puertas para restringir su paso a través de una única puerta. Con la restricción del horario de apertura la gente palestina se ve forzada a permanecer de noche en sus tierras. Esto supone una automática confiscación de los permisos, ya que los agricultores no tienen autorizada la estancia en sus tierras durante más de 24 horas. Mientras tanto, una familia al completo ha quedado sin permiso, por lo que sus invernaderos y cosecha de cítricos están destinados a estropearse bajo el sol.

En el distrito de Salfit la política de expulsión de los granjeros continúa implacable como preparación a la anexión del área y la implementación del “Plan de convergencia”. En Masha, Rafat y Zawiya ninguno de los agricultores y jornaleros puede acceder a sus tierras. En Masha, por ejemplo, de las 150 solicitudes sólo se han aceptado 7.

Cuando los titulares de los permisos llegaron hasta sus tierras sus permisos fueron hechos pedazos en las puertas por las Fuerzas de Ocupación.

En el Valle del Jordán se ha negado durante meses el acceso a sus tierras a los granjeros que residen fuera del área. Los sistemas arbitrarios del censo, como ocurre en Wadi al Maleh, o el sistema de permisos para las tierras hurtadas por los asentamientos, como en Sahel Libqeyeh, están destruyendo la posibilidad para la población palestina de mantener su medio de vida con sus tierras, además del hecho del hurto de tierras.

Las puertas del Muro, y el viciado sistema de permisos unido a ellas, consiguen el control sobre la vida palestina. La Ocupación se asegura así que se puede destruir el medio de subsistencia de aldeas enteras en un momento dado. Los granjeros que han invertido tiempo y dinero cultivando sus cosechas se ven luego forzados a ver esas cosechas arruinadas cuando la Ocupación les niega el acceso durante la época de recolección. La opresión implícita con la solicitud de permisos y las “hora de apertura” de las puertas vigiladas por soldados que no desperdician ninguna ocasión para humillar y abusar de la población palestina, hace que en Cisjordania el trabajo agrícola se convierta en un acto diario de lucha. La sistemática destrucción del medio de subsistencia palestino llega a un punto en el que la población palestina ve más que nunca el mecanismo de control corrupto instalado por la Ocupación y sus aliados.

La denegación de “permisos” apunta al objetivo de convertir en definitiva la anexión de las tierras al oeste del Muro del Apartheid, y asegura la guetización de la población palestina del Este.