Muhammad Ibrahim Youssef Hassan Joudeh (83 años): “La tierra es mi alma y mantiene nuestra dignidad”
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Muhammad Ibrahim Youssef Hassan Joudeh (83 años): “La tierra es mi alma y mantiene nuestra dignidad”

En Rafat, como en toda Palestina, el espíritu de resistencia contra la Ocupación ha pasado de generación a generación. La tierra en que la las personas han vivido y se han esforzado durante estos años, les han proporcionado los medios de subsistencia y dignidad con la cual estas personas hacen frente al continuo sufrimiento y la opresión. Pero ahora el Muro del Apartheid dejará a Rafat y sus pobladores sin su tierra. Mientras tanto, su lucha diaria por la justicia y liberación de la Ocupación continúa.

Aquí, dos generaciones de granjeros cuentan acerca de su vida en sus tierras, y de su incesante lucha contra la Ocupación.

***image2*** Muhammad Ibrahim Youssef Hassan Joudeh, 83 años de edad.

“Yo participé en la revolución del ´36. Fue el mismo año de mi matrimonio. Desde ese momento hasta ahora he estado plantando y cosechando mi tierra, cultivando vegetales, alimento para los animales, trigo y lentejas. Tenía 18 vacas y 50 ovejas, una mula, caballos y dos camellos. Nosotros producíamos leche y queso – manteníamos para nosotros lo que necesitábamos y el resto lo podíamos vender para cubrir los gastos de la casa. Estábamos felices – nuestros campos y nuestros animales nos proporcionaban todo lo que necesitábamos o queríamos.

Mis 16 hijos trabajan conmigo. Uno de mis hijos tiene un tractor que solíamos compartir con nuestros vecinos. Pasábamos la mayor parte de nuestro tiempo – la mayor parte de nuestra vida – viviendo en nuestra tierra con nuestras ovejas y animales, incluso durmiendo ahí. De los frutos de la tierra podía ahorrar una buena cantidad de dinero para el matrimonio de mis hijos.

Cuando llegó Oslo, muchos de los pobladores fueron a trabajar a fábricas y negocios en Israel, pero nunca abandonamos nuestras tierras – la tierra que nos daba todo.
Pero en los últimos dos años, la Ocupación y su Muro han hecho la vida imposible para nosotros. Ellos están literalmente expulsándonos de nuestra tierra. Este año, la Ocupación nos ha permitido pasar solo 4 días plantando y cultivando nuestros campos. ¿Qué es lo que podemos hacer con solo 4 días? ¿Cómo podemos plantar semillas o cultivar la tierra? No había tiempo para nada. Ellos nos prohibieron el uso de tractores o maquinaria – ellos nos dijeron que todo debía ser hecho con animales. Todos trabajamos en conjunto durante los 4 días. Tratamos, pero finalmente tuvimos que dejar la mayor parte de nuestra tierra sin cultivar. Ellos nos están expulsando, junto a nuestros animales. Tenía mucho ganado, pero ahora con el Muro no hay lugar para ellos y no puedo alimentarlos, por lo que tuve que venderlos”.

Rafat está rodeado por dos Muros – uno que va desde el este y otro por el oeste. El último se completó hace casi un año atrás, mientras que el Muro del este aún se encuentra bajo construcción. El primer Muro ya ha confiscado una gran cantidad de las tierras del pueblo.

“Si el Muro del este se completa, se apoderará de los últimos 15 dunums de las tierras de mi familia. La estamos plantando ahora, lo que nos ayuda en algo para las necesidades diarias. Pero ahora la Ocupación incluso ha comenzado a traer cerdos a las tierras del este del pueblo – todos los días tengo que observar cómo los cerdos destruyen los árboles y las plantas. Desde dónde ellos traen esos cerdos – no lo sé.

Hoy, todos mis hijos se encuentran sin trabajo. Para llegar a nuestras tierras necesitamos un permiso de la Ocupación, y ellos les han denegado el permiso a todos mis hijos. A mi edad, no puedo trabajar la tierra sólo – incluso caminar me resulta difícil. Hace dos días asistí a un funeral y desde ese lugar se podía observar mi tierra. Sentí un tremendo dolor en mi corazón al tener que mirarla sólo desde la distancia.

Juro que nunca he sentido esta clase de opresión y desesperanza como ahora, en los últimos años de mi vida. He quedado sin nada. La tierra es mi alma y mantiene nuestra dignidad. Mientras contemos con nuestra tierra, nunca hemos necesitado pedirle a nadie nada. Pero ahora la Ocupación está despojándonos de ella”.

***image3*** Dawood Abdel Fattah Nimr Ayash, 43 años de edad.

“Nuestra familia tiene gran cantidad de tierra que se encuentra ahora aislada detrás del Muro. Nosotros la plantábamos con trigo, cebada, lentejas y forraje. En verano incluso la plantábamos con alubias salvajes. En 1977 produjimos 4.2 toneladas de trigo y lentejas y la misma cantidad de forraje. Teníamos lo suficiente para cubrir nuestras necesidades por todo un año – incluso la mayoría del tiempo teníamos más de lo que necesitábamos. Podíamos vender todo lo restante y comprar cosas importantes para nuestra casa. Me he encontrado cultivando esta tierra desde que era un niño, ayudando a mi padre y abuelo. Por generaciones toda nuestra familia ha trabajado esta tierra. Hasta ahora.

Por todo este año, hemos sido autorizados para llegar a nuestros campos cuatro veces – dos días para cultivarla y dos días para limpiarla de las hierbas salvajes. Por lo que debimos tratar y hacer todo de la manera más rápida posible y fue imposible poder cultivar o plantar toda nuestra tierra. Ellos no nos permitieron usar tractores y cualquier clase de maquinaria; con ellos hubiéramos sido capaces de cultivar la tierra en tres días. Por lo tanto, este año planté la tierra solo con forraje.

Incluso en esos cuatro días, solo para poder llegar a nuestros campos tuvimos que caminar siete kilómetros hasta una cierta entrada. Cada día, perdíamos una hora y media caminando. No había ninguna entrada en ese momento – solo soldados y retroexcavadoras donde ellos estaban construyendo el Muro. Cuando nosotros llegamos, los soldados tiraron todo lo que nosotros teníamos en el terreno. Ellos incluso rasgaron las monturas de los burros. Luego nos hicieron esperar desde las 7 a.m. hasta las 9 a.m. antes que nos dejaran pasar. Los soldados nos dijeron: “Toda la tierra detrás del Muro ya no les pertenece a ustedes. Si es que quieren llegar a ellas necesitan ir y pedir un permiso.” Entonces cuando fuimos a cosechar nuestros campos, ellos simplemente nos mandaron de vuelta.

En marzo ellos pusieron una entrada en el Muro. Luego de eso, cada vez que queríamos ir a trabajar nuestras tierras eran expulsados. Ellos nos decían que necesitábamos permisos para poder llegar a nuestros campos, por lo que llenamos los formularios. Ellos nos pedían que probáramos que éramos los dueños y nos pedían que pagáramos 500 shekels (cerca de US$100) por cada pedazo de tierra. Entonces les di pruebas de que soy el dueño por un pedazo de tierra – 104 dunums. No pude pagar por las pruebas del resto de mi tierra. Pero ellos no nos dieron de todas formas ningún permiso. En vez de eso, ellos nos prohibieron cualquier acceso a todas nuestras tierras.

Hasta ahora no he pagado por las semillas que planté. ¿Dónde puedo encontrar el dinero para pagar mis deudas? Tenía animales pero he tenido que venderlos casi todos. ¿Donde puedo encontrar trigo? Todo lo que me queda son unas cuantas plantas y algunos olivos. Tengo nueve hijos y eso no nos proporciona lo suficiente para tener dos meses de pan para ellos. Nos hemos convertido en refugiados en nuestras propias casas.

El mes pasado traté de encontrar la forma de poder pasar por la entrada. Los soldados gritaron, “¿Ha donde vas?” y respondí que iba a cosechar mis cultivos. Ellos me dijeron que la entrada sería abierta al día siguiente a las 6 a.m. Por lo que me devolví al pueblo y le dije a todo el mundo que nos debíamos reunir la mañana siguiente e ir todos juntos e insistir que nos permitan cosechar nuestra tierra. Cuando fuimos allá, las Fuerzas de Ocupación amenazaron con disparar en contra de nosotros. Nos prohibieron incluso poder acercarnos al Muro y a la entrada. Desde ese entonces, hemos vuelto todos los días y continuamos insistiendo tener acceso a nuestras tierras. “Quizás ellos no nos dejen pasar, pero cada día volveremos y trataremos nuevamente”

El Muro del Apartheid encerrará a las localidades de Rafat, Deir Ballut y Zawiya en un hermético gueto. Cuando la construcción sea completada, solo un túnel que es controlado por las Fuerzas de Ocupación unirán estos poblados con el mundo exterior. Los granjeros están perdiendo la mayoría de sus tierras debido a la expansión de los asentamientos en los alrededores del bloque de Ariel. Sin sus tierras no pueden mantenerse.

El “sistema de permisos” de la Ocupación, el cual sistemáticamente niega el acceso a los pobladores a sus tierras, está estrangulando a las comunidades. En los últimos meses, ningún granjero o trabajador de Mas’ha, Rafat y Zawiya ha sido autorizado para pasar a sus tierras. A la mayoría se les ha denegado el “permiso”. Sólo algunos lo recibieron, pero cuando fueron a pasar a través de la entrada, las Fuerzas de Ocupación los destruyeron frente a sus ojos.

Por lo tanto, el proyecto Sionista de expansión y colonización continua despojando y confiscando tierras a una velocidad nunca antes vista.

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