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Varias historias de Barta’ ash-Sharqiya, al este de Jenin, mostrarán lo que significan los controles para las vidas de las personas que viven en esas áreas. Barta’ y las aldeas de los alrededores forman el enclave de Jenin enclave, cuyo acceso está controlado por varios puntos de control. La primer historia es sobre Ramzi Qebaha, de 31 años y su esposa, cuya familia venÃa a la celebración de una graduación universitaria y fueron detenidos en un puesto de control al volver a su aldea el 10 de Julio del 2009. La madre de la esposa de Ramzi explica,
âEran las 8:30 de la tarde, y volvÃamos de una fiesta de graduación en la American University.
Ãramos siete personas. Mi hija y yo entramos en la terminal. Nos chequearon y nos pasaron por la máquina de escanear. Detuvieron a mi hija y le dijeron que deberÃa ir a otra habitación para ser cacheada. Hay cámaras en cada habitación, y los soldados pueden ver todo desde arriba, ya que el techo está abierto.
Su esposo se negó a dejarla ir, pero el soldado insistió. Su esposo empezó a discutir con el soldado, y en ese momento vinieron seis soldados y empezaron a pegarle con los puños y con los rifles. Cerraron el punto de control y nos detuvieron a todos nosotros. No permitieron entrar a los coches y eso estaba lleno de gente porque a las 10 de la noche cierran la terminal y se va todo el mundo.
âHabÃa más soldados que gente. Agarraron al cuñado de mi hija y lo golpearon; aún tiene la pierna muy hinchada. Las mujeres les estaban gritando a los soldados. Estos esposaron al esposo de mi hija y lo metieron en una habitación pequeña. Los soldados lo rodearon pero él siguió gritándoles, por lo que lo volvieron a golpear y nos detuvieron hasta la 1 de la mañana. Vino el ejército y se lo llevaron; ahora está en prisión.
âTambién ficharon a su mujer, nos soltaron a las 2 de la mañana.â
La madre de la adolescente de 14 años Insaf Jamil Abelqader cuenta una historia diferente, ilustrándonos sobre los hostigamientos diarios a los que se enfrenta su hija.
âElla ha tenido problemas en una pierna desde que tenÃa un año, y ahora va tres veces por semana a terapia. Aunque tiene un certificado medico, siempre queda retenida un largo rato por los soldados, normalmente dos o tres horas. Cada vez que cruza un punto de control, le hacen sacarse el aparato ortopédico de su pierna, y siempre la ponen en una habitación separada para chequearla.â
Historias similares son contadas por la gente de cada comunidad aislada. La gente de Barta’ es una de las 17 localidades, un total de 8,557 palestinos, que están atrapadas entre el Muro y la LÃnea Verde. Dependiendo de las ciudades cercanas para los servicios de sanidad y educación, per enjaulados en los puntos de control con horarios de apertura restringidos y procedimientos de cacheo sistemáticos, estas comunidades se enfrentan a una forma tortuosa de limpieza étnica. Incapaces de construir una vida bajo estas condiciones, las generaciones jóvenes están siendo silenciosamente obligadas a irse de sus tierras, que quedarán perdidas tras el Muro y expropiadas para asentamientos.
Ver Pueblos y Aldeas Palestinos: Entre el Aislamiento y la y la Expulsión para más información.