Día de los Derechos Humanos en Israel: El último ataque suicida
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Día de los Derechos Humanos en Israel: El último ataque suicida

El asesinato de Ziad Abu Ein debe impulsar una nueva fase en la agenda política palestina que enfrenta la ocupación israelí con el proyecto del apartheid al frente.

El asesinato de un alto funcionario palestino por parte del ejército israelí durante una iniciativa para conmemorar el Día de los Derechos Humanos el 10 de Diciembre sorprendió a todos. La renovada demonstración e complete indiferencia por la vida palestina, por los derechos humanos y por la opinión internacional debería señalar una nueva era en nuestros objetivos diplomáticos y en las estrategias de resistencia.

Ziad Abu Ein, que fue estrangulado por soldados israelíes hasta que cayó al suelo y murió, era un miembro del parlamento que encabezó la comisión de la Autoridad Nacional Palestina para temas relativos al Muro y a la empresa de asentamientos israelíes era miembro del Consejo Revolucionario Fatah. Tanto los líderes palestinos como la gente en la calle reaccionaron con conmoción e incredulidad. Miles de personas, incluyendo representantes de todas las facciones políticas, se reunieron para el funeral. La mayoría de la comunidad internacional emitió comunicados de condena y pidió una investigación independiente para el asesinato de Abu Ein.

La enormidad de la conmoción y el atropello fue exacerbada por los hechos: no había ninguna confrontación. Las fuerzas de ocupación israelíes atacaron a un grupo de personas mientras intentaban plantar olivos en Tarmasa’iya,  en tierra palestina amenazada de confiscación para una mayor expansión del asentamiento ilegal de la zona.

Punto de no retorno de Israel

Este asesinato no fue accidental y es inherente a los ataques violentos a gran escala que Israel ha lanzado desde principios de año para liquidar definitivamente la causa palestina. La implosión por parte israelí de las “'conversaciones de paz” lideradas por la Casa Blanca estableció el escenario para esta agresión. La última masacre en la Franja de Gaza y la brutal e irresponsable represión de cualquier presencia palestina en Jerusalén son las partes más horrendas de esa política.

Se cree que esta escalada de la limpieza étnica y la represión está influenciada por la composición derechista del gobierno israelí y por cálculos electorales. Esto puede ser una parte de las motivaciones. Sin embargo, las razones estratégicas para estas acciones yacen más profundo: la única explicación lógica para las últimas decisiones de los líderes políticos israelíes es su convencimiento de que han llegado al punto de no retorno. Saben que se les está acabando el tiempo de su proyecto colonial de apartheid y sienten que  las restricciones en este punto le cuestan un tiempo precioso y no cambiarían esencialmente la situación global  israelí. La reputación internacional israelí está casi irreparablemente manchada y las políticas de apoyo de la comunidad  internacional se están volviendo rápidamente una responsabilidad pesada para las élites políticas.

El rápido crecimiento del movimiento para el boicot, desinversiones y sanciones (BDS por sus siglas en inglés) es el mejor indicador de esto.

Por eso, Israel literalmente arremete contra todo aviso o crítica. Intenta cambiar el mapa geopolítico y demográfico de Cisjordania lo más rápidamente posible. Refuerza el aislamiento de la Franja de Gaza y sus políticas genocidas contra la población palestina de allí.

En Jerusalén, Israel ha encendido una serie interminable de protestas populares, y con ese pretexto hace la vida de los palestinos en su capital casi imposible, avanzando en la “judaización” de la ciudad. Además llega el esfuerzo de consagrar la naturaleza del apartheid israelí con una nueva ley que, en la práctica, cambiará muy poco para los ciudadanos palestinos de Israel que han sufrido limpieza étnica y discriminación institucional y legal desde la misma fundación de Israel. Aunque borra la última cortina de humo que los que los apoyan usan para defender a la “única democracia en Oriente Medio”.

Israel está convencido de que debe avanzar hacia su propio “estatus final” como una realidad sobre el terreno antes de que sea demasiado tarde. Es una gran violación de la ley internacional sobre cada uno de los derechos inalienables de los palestinos, como el derecho al regreso y el derecho a la autodeterminación, y entierra cualquier posibilidad de establecer un estado independiente soberano con las fronteras del '67. Lo más probable, sin embargo, es que Israel esté escenificando el ataque suicida definitivo.

El asesinato del ministro es un cambio de jugada

El asesinato de Ziad Abu Ein, sin embargo, debe encender una nueva fase en la agenda política palestina. Los políticos palestinos necesitan pasar de la reacción a los crímenes de Israel y a las violaciones de los derechos humanos a una posición dinámica que enfrente directamente la ocupación israelí y el proyecto del apartheid. Frente a las políticas autodestructivas de Israel, la cuestión de cuál es la opción factible del estatus final se ha vuelto nuevamente urgente. Ahora el paradigma de “negociaciones” – que Israel uso por dos décadas como una cobertura mientras solidificaba su proyecto colonial sobre el terreno – ha sido abandonado de una vez por todas. Las estrategias diplomáticas y políticas necesitan ser redefinidas a nivel palestino, árabe e internacional.

El encuentro de emergencia de miembros del comité ejecutivo de la Organización por la Liberación de Palestina y líderes de Fatah debatió acciones en respuesta a la muerte de Abu Ein. Están recogiendo los llamamientos que han sido promocionados durante años por la sociedad civil palestina, y por nuestros movimientos populares en los eslóganes coreados durante las protestas en las calles y reflejados por las organizaciones internacionales de derechos humanos y por los movimientos sociales en todo el mundo.

La primer propuesta es el fin de la  “coordinación de seguridad” con Israel, incluyendo el intercambio de información y la coordinación del despliegue policial/militar. La segunda propuesta es avanzar en el acceso a varios tratados internacionales, principalmente el Tribunal Penal Internacional. Por último, el encuentro pidió un reforzamiento de la resistencia popular sobre el terreno y más énfasis en la promoción de boicots locales y contra la normalización y del movimiento global de boicot, desinversiones y sanciones.

La pregunta ahora es: Serán aplicadas estas propuestas o la inevitable presión internacional y el miedo de la reacción israelí impedirán una vez más la acción real y significativa? Los líderes palestinos tendrán que responder la pregunta más temprano que tarde. 

Enfrentada con la escalada israelí, la estrategia diplomática existente de los líderes palestinos de presionar por el reconocimiento del estado palestino en Europa apenas parece ya una contramedida adecuada. Los esfuerzos para aprobar una resolución en el Consejo de Seguridad de las NU para establecer un calendario para terminar con la ocupación será previsiblemente vetada por los EE.UU..

La estrategia política de tres etapas propuesta requeriría, más allá del corte de los lazos de seguridad con Israel, varias acciones simples pero concretas. Deberían formarse líderes de los comités de unidad nacional en todas las poblaciones. Estos comités de unidad incluirían a todos los actores políticos y sociales sobre el terreno y deberían promover las demandas del pueblo para reforzar su perseverancia en la confrontación con la ocupación.

Para crear el ambiente necesario para la ratificación de los tratados internacionales, en particular el Estatuto de Roma, tendría que cambiar la atención diplomática oficial. Los países en Latinoamérica, Asia, África, los Estados Árabes y hasta Europa tendrían que superar el esfuerzo dedicado a la aplicación de la ley internacional y de los derechos humanos. Esto debería ser un paso efectivo para una mayor deslegitimación mundial de las políticas coloniales ilegales israelíes y promover su responsabilidad.

Finalmente, los líderes palestinos debería facilitar y apoyar el movimiento internacional del BDS a todos los niveles, como está haciendo exitosamente el Comioté Nacional de Boicot, Desinversiones y Sanciones. La restauración de la unidad nacional palestina debería ser una consecuencia casi natural, considerando que en el caso de un frente unitario contra la ocupación, cualquier justificación objetiva para la división interna debería derrumbarse.

El dejar de actuar ahora tendría una serie consecuencias fatales, incluyendo la consolidación de la impunidad y la intensificación de los crímenes contra nuestro pueblo. La ociosidad profundizará aún más la brecha y la falta de confianza entre el pueblo palestino, sus líderes y sus fuerzas nacionales. Una consecuencia sería la despolitización enraizada en la frustración que paraliza la acción popular y agrava la división política. El pueblo palestino no debería reaccionar con amplias  protestas y confrontaciones con la ocupación, sin sus líderes y sin visión estratégica.

Las fuerzas nacionales actuales palestinas deben asumir ahora sus responsabilidades y avanzar representando las demandas de su pueblo, o la próxima fase producirá inevitablemente sus propias herramientas y sus propios líderes. Como un pueblo bajo la ocupación, no tenemos el lujo de la inacción.

 

Publicado por primera vez en : https://www.middleeasteye.net/columns/israels-human-rights-day-ultimate-suicide-attack-719414924