Fábrica recién construida destruida en Ni'lin. La carretera de Ramallah a Ni’ilin nos introduce profundamente en la Zona C, el 60% de Cisjordania declarado por los Acuerdos de Oslo bajo el pleno control israelí y blanco principal de las políticas de anexión israelíes, indiferentes a la LHI y sus obligaciones bajo la Convención de Ginebra. Las aldeas son testigos de la compleja interacción de las políticas israelíes y el robo de tierra, el aislamiento, el estrangulamiento económico y la colonización – todo apuntado al desplazamiento de la población palestina y a la implantación de asentamientos ilegales en su lugar. Aún así, la aldea continua resistiendo.
Mientras Salah nos lleva a su aldea situada a 17 kms al Noroeste de Ramallah y a tres kms de la Línea Verde, va señalando los asentamientos: Na’ale, después Nilli, después Modi’in Illit y Hashmona’im, uno tras otro, construidos en la tierra de las aldeas palestinas. El asentamiento que rodean Ni’lin recuerda el nombre de la aldea palestina. “paso a paso, Israel intenta ocupar tu mente, imponiendo una topografía diferente. En algunos años, toda la zona será conocida por el nombre del asentamiento y no por el de la aldea”, dijo Salah.
El primer asentamiento fue fundado en 1985 y, poco después de que se firmara el Acuerdo de Oslo, la carretera 446, que parte Ni’lin en dos, fue construida para conectar los asentamientos ilegales israelíes con las localidades al otro lado de la Línea Verde. Israel ya ha anunciado planes para construir un túnel bajo la carretera para conectar las dos partes de Ni’lin, permitiendo a Israel transformar la carretera 446 en una carretera de segregación solo para colonos. Por lo tanto, el acceso de los vehículos palestinos a esa carretera v a las entradas principales de las dos partes de Ni’lin quedarán cerradas. Dado que el túnel sera la única forma de entrar a Ni’lin, Israel tendrá el control del movimiento de los residentes palestinos para entrar y salir de lo que será un gueto aislado.
Hoy mismo, al llegar a Ni’lin, un gran puesto de control frente a nosotros es testigo de la entrada al inmenso Hashmona’im. Estamos a pocos kms de la Línea Verde.
Debido a las dificultades para encontrar trabajo en una economía socavada constantemente por la destrucción israelí, muchos palestinos en las zonas rurales están obligados a trabajar en los asentamientos. Aunque Ni’ilin representa una excepción. Su animada economía está basada en tiendas, fábricas y empresas e incluye siete fábricas y uno de los más importantes depósitos de petróleo en Cisjordania. Hasta los colonos vienen aquí a reparar sus coches y compras sus productos. Aquí, en Octubre, Bahar y su hermano inauguraron un matadero de pollos. La fábrica, que con anterioridad pertenecía a su padre, fue ampliada con una gran inversión y la mejor maquinaria, importada de Europa. 150 personas están trabajando allí. Como Israel tiene el control de la construcción en en la zona, ellos comenzaron a edificar solo después de obtener los permisos de edificación por parte de las autoridades de la ocupación. Una inspección del ejército hace dos meses les dió luz verde. Así que se lanzaron. Sin embargo, el 6 de Abril a las 2 de la mañana, el ejército vino con excavadoras para derribar la fábrica sin ni siquiera mostarles la orden de demolición. “Cuando les pedimos una, los soldados nos dijeron que e staba en la oficina. Fuimos allí, pero no había ninguna. A pesar de eso, destruyeron la fábrica por completo. Nuestro negocio iba muy bien, estábamos llevando todo el proceso desde la matanza sl embalaje y habíamos estado vendiendo nuestros productos en los supermercados de Ramallah, Belén y Hebron”, dijo Bahar. Cuando le preguntamos sí van a apelar a la Corte Suprema Israelí, considerando que la demolición ni siquiera fue siguiendo los procedimientos establecidos por las mismas fuerzas de ocupación, Bahar nos dice que no pueden permitirse perder más dinero. “Lo que podría pasar sería que la Corte Suprema nos ordenaría pagar la demolición”, agregó amargamente. No queriendo arriesgarse a perder todo una vez más al capricho del ejército israelí, Bahar concluye que no tienen planes para construir la fábrica otra vez.
Todas estas acciones están en clara violación de la Ley Humanitaria Internacional. La IV Convención de Ginebra permite apoderarse de tierra al poder ocupante solo en caso de necesidad militar y solo por la seguridad de la protección de la población civil. La destrucción gratuita de propiedades está prohibida así como cualquier medida tendiente a crear desempleo o a restringir las oportunidades ofrecidas a los trabajadores del territorio ocupado, para inducirlos a trabajar para el Poder Ocupante’. En cambio las políticas israelíes son un esfuerzo constante y doloroso de minar y debilitar la economía local y sus medios de subsistencia.
La proximidad de Ni’lin a la línea verde la transforma en una zona deseable para la expansión israelí. Ya en 1948, 40 mil dunums de los 58 mil dunums de tierra de Ni’lin’s fueron anexionados al recién creado estado de Israel. Los asentamientos construidos desde los 80 han significados una expropiación progresiva de más de diez mil dunums y la implantación de población israelí. Desde las ruinas de la fábrica, vemos el asentamiento de Mo’din Illit, que tiene 75.000 colonos. Ni’lin está siendo transformada en una zona cerrada aislada de las otras aldeas palestinas mientras el Muro del Apartheid serpentea a través de las tierra de Ni’lin anexionando más y más tierra a los asentamientos. Constriñendo más y más el espacio habitable, Israel quiere hacerle la vida imposible y expulsar a la fuerza a la gente de su aldea – otro paso en el esfuerzo israelí de ganar el control territorial permanente de la Zona C, empujando a los palestinos al 40% de Cisordania y al 13% de su patria original. Minar la economía de las aldeas es una parte esencia de ese plan. Y eso no es solamente el caso del negocio de los Bahar. Ni’lin también tiene uno de los mayores depósitos de petróleo de Cisjordania. Esta parte de la aldea está constantemente controlada por los soldados ubicados en una torre de control. Cuando el ejército israelí decide cada dos por tres cerrar la entrada por la carretera principal de la aldea, esto causa grandes problemas, ya que los camiones que llegan de todas partes de Cisjordania no pueden cargar sus cisternas.
Ni'lin, sin embargo, resiste. Como muchas otras aldeas en Cisjordania, abandonadas tanto por la Autoridad Palestina como por la comunidad internacional, organizan protestas locales y solidarias entre los vecinos. Salah nos contó como 5 jóvenes han sido asesinados en las manifestaciones contra el Muro del Apartheid. Con una mirada orgullosa, nos cuenta como el pueblo sigue luchando. “Cuando vemos que hay una nueva marca en la tierra indicando una nueva expansión del Muro, la gente va por la noche y retira las señales. Otras veces estamos presentes físicamente allí en sentadas e impedimos que las excavadoras trabajen en la construcción del Muro.” Hasta ahora esta estrategia de resistencia popular y de capacidad de adaptarse han hecho que 3 empresas israelíes abandonen los contratos de construcción del Muro, debido al poder de recuperación de la aldea.