En la ocasión del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en el pueblo de Qalqiliya 50 a 60 mujeres participaron en una protesta frente a la puerta Habla, que divide Qalailiya de gran parte del resto del distrito y la crucial zona de labranza. La puerta es parte del sistema de control amplio que Israel ha establecido para promulgar su apartheid y está constituido por muros siempre presentes, puestos de control, puertas y caminos sólo para judíos. Esta puerta en particular bloquea el acceso a la otra parte por la mayor parte del tiempo, lo que permite que los palestinos pasen solamente 3 días por semana en horas específicas. La protesta ocurrió en cooperación con las mujeres de las aldeas de Habla y Azzoun y tuvo como objetivo protestar contra las devastadoras consecuencias de la puerta sobre la economía y la libertad de movimiento de las personas. Las mujeres se ven especialmente afectadas por el sistema de control ya que humillación y el acoso sexual son parte de los tratamientos en muchos de esos puntos de control. Las mujeres se manifestaron por tanto contra todo el sistema de control, incluyendo consignas para derribar el muro del apartheid y por la liberación inmediata de los prisioneros palestinos.
También como celebración del Día de las Mujeres, decenas de mujeres participaron en una actividad celebrada por Stop the Wall en cooperación con el Sindicato General de Mujeres Palestinas y el Centro de Desarrollo de la Mujer en apoyo al pueblo de la aldea de Tana. Tana es una pequeña comunidad al oeste de Nablus. Las personas viven sin acceso a servicios como agua, luz o teléfono. Ellos están viviendo en tiendas de campaña y cobertizos que están amenazadas de demolición completa por las fuerzas de ocupación. Varias veces el ejército israelí ya ha entregado órdenes de desalojo. El objetivo de la actividad era mostrar solidaridad con las mujeres del pueblo, proporcionando sesiones de apoyo psicológico y dando ropa y otros artículos de primera necesidad a los niños. 30 árboles de aceite de oliva también se distribuyeron a las familias, que recibieron ayuda para la sembrarlas y mostrar su determinación de permanecer en la tierra. Esta forma de solidaridad es crucial para asegurar social – y con esto política – cohesión entre el pueblo palestino frente a las políticas israelíes de la fragmentación y del aislamiento.